lunes, 10 de febrero de 2014

Las Hadas también roban niños

Estas mágicas criaturas parecen tener un especial interés por los bebes, una costumbre que compartirían con las brujas es el secuestro de infantes.
Procedían a el rapto de un pequeño humano para sustituirlo por uno de sus hijos. Se sabe que la raza élfica, a pesar de su longevidad, no es muy robusta y le cuesta perpetuarse, por ello tiene interés en añadir a sus linajes, a los niños humanos que son más fuertes que los élficos, dando así un nuevo vigor a su estirpe.
Aquellos humanos raptados de muy pequeños, se convierten en niños-hadas.




" El Hada Hechicera se lleva a todos los niños bretonianos con aptitudes mágicas. Las niñas pueden regresar como damiselas de la Dama, pero a los niños jamás se les vuelve a ver. Esta práctica tienen un efecto muy profundo en la sociedad bretoniana.
Normalmente se llevan a los niños siendo aún bebes, antes de que hayan aprendido a hablar. Las hadas pueden actuar en cualquier momento, pero nunca nadie las ve llegar ni marcharse. A veces el niño desaparece de la cama que comparte con su madre, otras veces se desvanecen de la cuna cuando su madre les de la espalda. No importa cuánto intenten reunir ánimos para seguir adelante, esto siempre supone un golpe devastador para los padres.
A los niños no se les pone nombre hasta que pueden hablar, para evitar bautizar a alguien que luego va a ser llevado. En la mayoría de las regiones, los padres esperan a que el niño haya nombrado a ambos, es decir, que haya dicho "mamá" y "papá", pero en algunos no se pone nombre al niño hasta que no ha pronunciado una frase completa. La primera costumbre suele hacer que los bebés desaparezcan antes de recibir un nombre, pero para entonces la mayoría de padres ya desean dar un nombre a sus hijos."


La elección se dirige especialmente hacia los varones, aunque ocasionalmente también se apoderan de niñas; por ello las madres de antaño, para engañar a las hadas, vestían a sus hijos de niña, les dejaban crecer el cabello y los llamaban con apodos femeninos.Igualmente eran más vulnerables los niños no bautizados, que al carecer todavía de nombre humano no estaban integrados totalmente en esta comunidad, lo que les exponía más fácilmente a la merced de los elfos. Por esta razón al neonato no bautizado los padres lo rodeaban de amuletos que impedían el paso a las hadas, tales como: Tijeras abiertas en la cabecera de la cuna, los zapatos del padre atravesados en la camita del niño, una ristra de ajos y serbal suspendidos en la habitación donde se hallaba la criatura.

Pero si a pesar de todas las precauciones el hada raptora ha logrado colocar a su elfo en la cuna del niñito, los padres de éste no se darán cuenta de inmediato, gracias al encantamiento, pero tampoco tardará mucho el engaño en manifestarse, pues el pequeño elfo no conserva por mucho tiempo la apariencia humana y vuelve a su aspecto real, es decir, el de pequeño esmirriado, deforme y arrugado, pues las hadas sólo se deshacían de sus hijos menos agraciados, nunca de los hermosos; además, los hijos de estos seres feéricos nacen con varios cientos e incluso miles de años.
Algunos padres, desesperados por conservar a sus hijos, intentan ocultarlos de las hadas. Esto es sumamente ilegal. Si se descubre el ardid, el niño es conducido ante las damiselas. Si se posee poder, se lo llevan. Si no es ejecutado ante los ojos de sus padres. Algunos de los señores feudales más crueles obligan a los padres a hacerlo ellos mismos, so pena de ser ejecutados también tras ver morir a su hijo. Los señores más prácticos han reparado en que con esta medida sólo se consiguen campesinos muertos.

Sin embargo, funciona las suficientes veces como para que los padres no dejen de intentarlo. Las hadas no son omniscientes, y afirmar que el niño ha desaparecido o nacido muerto, para luego ocultarlo en las tierras salvajes, ha llegado a funcionar. Estos niños suelen convertirse en forajidos, ya que no han nacido en el seno de una comunidad bretoniana.

Los padres más acaudalados, en especial los mercaderes con contactos en otros paises, disponen un intercambio de bebés, a menudo con familias extranjeras relativamente pobres. Los padres adoptivos cobran por criar bien al niño, mientras que los padres bretonianos crían al bebé prestado como si fuera suyo. Es frecuente que el verdadero hijo sea aceptado como aprendiz, misteriosamente favorecido, al tiempo que el niño señuelo recibe un trato más frío que por parte de sus padres.


Hace siglos, algunos padres comenzaron a fabricar muñecos parecidos a sus hijos, con la esperanza de que las hadas se los llevasen. La costumbre se ha extendido, y ahora todos los bretonianos tienen un ''muñeco hada". Estos muñecos varían, de las simples muñecas de trapo hasta elaboradas representaciones de madera pintada que se parecen enormemente al bebé. Las familias de los hijos desaparecidos suelen disponer un asiento para el muñeco en los festines y reuniones importantes, y pueden llegar a comprarle pequeños regalos de cumpleaños. La gente que no desaparece conserva sus propios muñecos hada, pues se cree que dan suerte.
Otra costumbre, más siniestra, el infanticidio. Las familias campesinas que no pueden permitirse otra boca que alimentar pueden llevar a un recién nacido al bosque y abandonarlo allí, para luego afirmar que se lo llevaron las hadas. Muy pocos padres son capaces de llegar al extremo de matar a sus propios hijos, y algunos de estos bebés son encontrados y criados por bandas de forajidos.


Fuentes : La biblioteca del viejo mundo
Las leyendas-mi mundo

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