viernes, 24 de julio de 2015

VELIKA capitulo 1 ( cuarta parte)


Velika 
Capitulo 1


Una madre
( cuarta parte)


Sobre una mesa estaban dos botellas, de un tamaño aproximado a un cuarto litro; las dos aparentemente habían sido llenadas con sangre. Una mostraba un color muy oscuro y la otra de un rojo más brillante. Llamamos a Velika  pero mi hija, al ver que Frederich colocaba en sendos vasos un poco del contenido de cada botella, se mantuvo en el umbral de la puerta, dudando sobre si entrar o no. Finalmente convencida por su padre se acercó con desconfianza. Apretó con fuerzas la muñeca que siempre llevaba, contra su pecho sin quitar la vista de los vasos, después levantó la cabeza y mantuvo su mirada en el doctor S.

Nikolai intentó tranquilizarla acariciando suavemente su cabello y le dijo que tenía permiso de beber. Yo, mientras tanto, intentaba reprimir la  idea de levantar a mi hija en brazos, y salir corriendo de esa casa.
Velika bebió primero del vaso derecho, el que contenía la sangre oscura y luego del izquierdo con la sangre de un rojo brillante. El doctor S. no pudo disimular una mirada de asombro al ver que Velika bebía en forma refinada y depositaba, al terminar, con cuidado cada uno de los vasos sobre la mesa.

-Velika, podrías decirme ¿qué había en cada uno de los vasos?-le dijo.

Ella permaneció un momento con la mirada hacia el piso, siguió abrazando fuertemente a su muñeca. De pronto con un dedo señaló el vaso de la izquierda y exclamó:

- En ese vaso había sangre de conejo y en el otro, estaba un poco de su sangre.

- ¿Estás segura?

Respondió afirmativamente moviendo la cabeza. Mi marido permanecía en silencio, y a mí me preocupaba saber cuales eran las reales intenciones de su colega. Como si sus padres no estuviesen presentes continuó conversando con la niña.

- Tú sabes que los niños no beben sangre.

-¿Usted conoce a todos los niños del mundo?

-Por supuesto que no...

- Entonces, por qué asegura que los niños no beben sangre

- Bueno un niño prefiere comer pastel o dulces- mientras hablaba sacó de su bolsillo y abrió enseguida, una pequeña bolsa con golosinas de colores- ¿no te gustaría probar un dulce?

El doctor Frederich S. acompañó su sugerencia metiéndose un dulce en su boca. Y masticando feliz acercó a las manitos de Velika, la bolsa con dulces.

- Debería evitar los dulces, no son buenos para su salud- le espetó mi hija.

Nikolai se puso a reír con ganas, en un intento de romper la tensión que nos rodeaba. El doctor también comenzó a reír y aplaudiendo satisfecho declaró que Velika, era toda una dama muy honesta y perspicaz.


  
Cuando nos marchamos de la casa de Frederich S. la idea de que podíamos cambiar las costumbres de Velika se instaló en mi cabeza. El colega de mi esposo, ése mismo día, nos había comentado un  diagnóstico prometedor sobre nuestra hija: nos había dicho que, tratándose de una niña pequeña, reaccionaba a lo que conocía y sin darnos cuenta la estábamos sobreprotegiendo, por eso no sentía la curiosidad de probar cosas nuevas como todos los infantes. Velika vivía  tranquila y segura dentro su mundo, alejada de los desafíos que implican crecer. Todo a su alrededor se basaba en el temor a que sufriera algún daño.

Nos recomendó que su salud, todavía un poco delicada, no debía mantenerla aislada. Ella necesitaba superar su condición y vivir una infancia feliz, lo antes posible, tenía que desprenderse de la fijación con la sangre. Según el doctor S. que Velika se alimentara con sangre estaba vinculado a un conflicto emocional, producido por las circunstancias de su nacimiento. Si la ayudábamos, a romper totalmente con el trauma materno, su subconsciente la liberaría; incluso hasta podría llegar a curarse su anemia crónica.
Entonces pensé que debíamos intentarlo ¿Y por qué no empezar por el sol?
 Nunca la habíamos sacado a jugar durante el día. Ya no era una bebita, había crecido. Este sería el primero de muchos cambios, si ella soportaba los rayos del sol podría jugar con otros niños. De tanta belleza se perdía por permanecer encerrada.

El reloj marcaba las siete de la mañana, y tenuemente, comenzaba a iluminarse el cielo. Como sucedía día tras día al amanecer, Velika, se disponía a dormir. Me acerqué, y con dulzura le dije:

 -Hijita, es tiempo que sepas como luce esta hermosa ciudad bajo el sol.

La sujeté con fuerzas, pero sin lastimarla, tratando de atraerla a la ventana. Los rayos de luz podían distinguirse asomando, bajo las cortinas que cubrían la ventana. Enseguida sentí la resistencia de mi hija. Comenzó a gritar y patalear. Se sacudía enajenada tratando de zafarse de mi mano. Nunca había hecho un berrinche pero esto, superaba a cualquier escena de criatura malcriada. Velika, gritaba aterrorizada, viendo que mi intención era correr la gruesa cortina, y dejar pasar la luz del sol. Le imploré que se calmara pero seguía histérica; como un animal que sabe del peligro que le acecha. Me sorprendió la fuerza que poseía. Me era imposible levantarla del piso, tiraba de mi mano buscando soltarse y regresar, a la seguridad de su cama. Yo intentaba que se incorpore y acercarla a la luz.
La potente voz de Nikolai interrumpió la lucha entre ambas. Se acercó furioso, me apretó el brazo y me dijo con rabia al oído- ¡Estás loca mujer!- y levantando a Velika del suelo agregó:

- ¡Deja en paz a la niña!

Crucé los brazos sobre mi pecho, avergonzada y abatida. Comencé a llorar sentada en un rincón. Más tarde en una breve plática mi marido se explayó con calma tratando de consolarme.

 -  Helena, mi amor, no te dejes convencer por las palabras de Frederich. Es muy bueno en su campo pero él, no ha visto ni conoce, las cosas que yo he visto. Y hay detalles que no pude informarle porque no entendería.

- Yo tampoco entiendo... ¿por qué no podemos intentar curarla?

- ¿Curarla? Helena...debes aprender a vivir con lo que es Velika, y acostumbrarte a lo que pueda llegar a ser.

Con el tiempo comprendería que ser su madre no me daba derecho a cambiar su esencia, y que en realidad, yo debía cambiar por el bien de mi hija.


 Permanecimos cuarenta y cinco días en Viena. Recuerdo el viaje como lo más bello que vivimos en familia. La ciudad renovó nuestro amor matrimonial, y sobretodo, nos dio un manto de  tranquilidad como padres; cada vez que habíamos estado entre la sociedad vienesa, Velika, había sido vista como una niña alegre y educada. Era la ciudad que estaba acostumbrada a los niños prodigios, y Velika tenía potencial para destacar como tal. Disfrutó las funciones de Opera y se interesó en la mitología germana y en los cuentos de los hermanos Grimm. Las historias de dioses griegos que le narraba mi esposo, cambiaron a relatos de hadas. Su abuela paterna, la madre de Nikolai nacida en Bradenburgo, y que por amor había abandonado a su familia, hubiese estado feliz.

 La noche anterior a nuestra partida, Frederich S. nos invitó a cenar un pequeño restaurante y probar un sabroso Tafelspitzque, según nos aseguró, era la mejor forma de despedirse de Viena.
Como sucede con los hombres, su tema de conversación, enseguida cayó directamente sobre el ambiente político. El horizonte se presentaba cada vez más turbulento para Europa.

-La ciudad todavía está de luto por la muerte de la Emperatriz....aunque si debo ser sincero, hay varios que se alegran... y están aprovechando la desaparición de la figura que realmente mantenía unido al imperio.

Comentó preocupado el doctor S., mi esposo, lo puso al tanto del clima que se vivía en nuestro país. Los eventos de Austria estaban afectando a toda la región, y sobretodo al sistema de gobierno. Los opositores a la monarquía eran cada vez más fuertes; también en Rusia había un constante nerviosismo entre la población, el Zar, intentaba aplastar cualquier mínimo intento de deshonra a su autoridad. Mientras los hombres conversaban, las dos permanecíamos en silencio. Yo acariciaba la mejilla de Velika, que pulcramente sentada como una princesita observaba de reojo al resto de los comensales.
La entrada fue una aromática sopa, y Frederich S. situado la izquierda de la niña, extendió su cuchara para convidarle un sorbo a nuestra hija. Velika le sonrió y se excusó en perfecto alemán pero, con un marcado acento austriaco. El doctor aceptó el rechazo con una sonrisa, y luego de sorber una par de cucharadas, proclamó que estaba deliciosa.

- ¡Sabe exquisita! ¿Por qué no quieres probar un poco de sopa, Velika?

-No me gusta la sopa.

- Por cortesía, mi pequeña damita, deberías probarla y hasta quizás te agrade su sabor, ¿qué pasaría si sólo bebes un traguito?

- Explotarían mis tripas- contestó con expresiva solemnidad.

Frederich S. se atragantó desconcertado y escupió parte del líquido que tenía en la boca, reaccionando a la frase de Velika, como si fuera el mejor chiste que hubiese escuchado en su vida. Tosió y enrojeció en un esfuerzo por contener el resto de caldo que le quedaba en la boca.
Mi esposo y yo nos miramos aliviados de que respondiese con la inocencia, de cualquier niño de su edad. El salón comedor del restaurante estaba rodeado por una zona de jardines y Velika aburrida de escuchar más plática sobre política, al llegar el turno del postre, pidió permiso para jugar afuera. Se lo concedimos porque podíamos vigilarla a través del ventanal. Se puso con entusiasmo el abrigo y una vez libre de los adultos, se entretuvo saltando y contando estrellas. Nuestra cena finalizó con la promesa de una futura visita de Frederich. Subimos al carruaje, y en mitad del recorrido de regreso al hotel, observé que Velika movía nerviosamente su manito dentro del bolsillo de su abrigo. Nikolai también lo notó, y le pidió que le diese lo que tenia oculto en el bolsillo. Ella murmuró algo al oído de su padre, y él la ayudó a quitarse el abrigo, y lo dobló conservándolo en sus brazos. Velika me miró fijamente segura de que Nikolai no me contaría nada. Una vez más, padre e hija, me mantenían fuera de un incidente.
Sin embargo, en la mañana, entre las cenizas de la estufa, me pareció ver la cola de una rata.



Continuará...




Click en la imagen para acceder a la quinta parte 





Velika  Autor. Adriana Cloudy © Todos los derechos reservados Argentina 2015



6 comentarios:

Deya dijo...

Me gusta la historia, me gusta como has puesto todo del lado de la madre que está espectante como los lectores de lo que sucede, porque aquí, el padre y la nena saben lo que ella es... Saludos! :)

Ama A. R. dijo...

Hola! Este comentario es para avisarte que te nomine para el premio Liebster Awards, en este link: http://resenasresenasresenasjuveniles.blogspot.com.ar/2015/07/nominacion-al-premio-liebster-awards.html podes encontrar el post y como seguir. Besoss!!
Ailen.

Adriana Cloudy dijo...

Gracias por la visita chicas, Irisse agradezco especialmente que hayas leido todo lo publicado de Velika y me hayas dejado un comentario en cada post, lo aprecio mucho y me ayuda a seguir escribiendo. Comenté en tu blog pero no sé si se publicó.
Ailen en la semana me fijo, gracias por la nominación.

Unknown dijo...

Sigue interesante la historia querida amiga!! vamos x mas!! Felicitaciones

Selene Báthory dijo...

Me encanta tu historia, he ido leyendo de a poquito pero hasta el momento me encanta.
Si quieres puedes pasarte a mi blog y leer lo que yo escribo
http://selenebathory.blogspot.cl/

Adriana Cloudy dijo...

Muchas gracias por comentar, Liliana Y Selene me alegra mucho que les guste