lunes, 17 de julio de 2017

Secretos en los bigotes de un gato ( novela)



Les presento, el primer capítulo de un nuevo libro en el que estoy trabajando. Espero que les guste la historia.
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Capítulo 1

Nunca es tarde para encontrar tu propio gato







Aceptas que estás solo, cuando reconoces que te agrada  ver la suave danza del humo sobre una taza de café caliente. Sin llamadas que responder ni amante a quien preparar el desayuno, tenía claro que presenciar esa tibia danza cada mañana era un pequeño placer adherido a las palabras: Mujer soltera.
Los vestigios de la adolescencia se habían marchitado para dejar lugar a una casi treintañera que continuaba llena de temores e incertidumbre. Porque eso a lo que muchos llaman: “madurez”, no se alcanza en ninguna estación determinada; no hay otoño ni primavera que te transforme con hojas o flores nuevas, tampoco existe una etapa en la vida en la cual puedas convertirte mágicamente en un guerrero invencible.
 Al cumplir veinticinco se vio rodeada de amigas que cargaban bebés y se quejaban de la tapa levantada del inodoro. Dejó de envidiarles las escasas horas de sueño y la habilidad para cargar seis bolsos a la vez, cuando esas amigas tan felizmente casadas, no podían parar de hablar de otra cosa que del torbellino familiar y de la desconfianza, muchas veces injustificada, hacia sus maridos.
Al principio no creyó que las vidas matrimoniales afectarán los mutuos recuerdos universitarios, pero sucedió ineludiblemente ante las nuevas responsabilidades de sus ex compañeras. Luego de fallidos intentos por lograr que los viernes fueran: Noche de chicas, dejó de realizar visitas y de enviar mensajes que, con un poco de suerte, eran respondidos con risueños stikers. Ninguna de aquellas amigas volvió a llamar para preguntar cómo se encontraba. Cada una siguió con su vida sin extrañarla, y la vida de Angie, se estableció alrededor de sus gustos personales; los mismos gustos de su época de secundaria, y no se avergonzaba ni se reprochaba aferrarse con uñas y dientes a ellos.
Por ejemplo: La idea de descartar el uso de camisetas negras con logos de bandas de rock no era discutible. Cuando le sugirieron que ya había pasado la edad de usar ese tipo de atuendo, luego de revisarlo mentalmente, entendió que no estaba hecha para vestirse como una elegante damita. Las zapatillas, los jeans desflecados y camisetas rockeras estaban adheridos a su personalidad.
Sin embargo, aunque quisiera mantener el espíritu rebelde, los años habían amortiguado sus impulsos de libertad. Poseía los medios para ir a dónde quisiera pero, terminaba eligiendo seguir en la misma casa, pasar los sábados viendo televisión y evitar lo más posible a cualquier persona que la abrumara con problemas. No había sueños porqué luchar, porque ya los había descartado uno a uno y no sabía cómo recuperarlos.
Un enorme milagro debía suceder para ponerle un poco de condimento a esa vida de Angélica que se cocinaba a fuego lento y ya comenzaba a pegarse a la olla.

Para los humanos los milagros son trascendentes y admirables,  para el Universo son pequeños y cotidianos, casi siempre efímeros pero efectivos. Y una mañana encontró exactamente lo que necesitaba…Un compañero guapo, sensual, bastante orgulloso en el buen sentido y cuando no lo acosaban demasiado, podía decirse que hasta tenía un lado cariñoso.
En una esquina dormitaba bajo el sol, parecía recuperarse de una mala noche.
Angie se detuvo y lo observó varios segundos. Se topó con él y notó que a pesar de su aspecto todavía respiraba. Lo habría ignorado y hubiese seguido su camino hacia la feria si no fuera porque se había olvidado los auriculares; incluso si hubiese notado desde lejos el bulto en la esquina habría cruzado enfrente, pero fue todo un imprevisto. Angie acomodó torpemente la bolsa de las compras sobre su hombro, y lo levantó del piso con cuidado. La remera de Sex Pistols sufrió la primera consecuencia de tratar con un desconocido. Los pelos blancos se adhirieron al instante. Angie no lamentó su acción, enternecida por la suavidad del felino, ni prestó atención al ingrato destino de su remera favorita; por su parte, él abrió los ojos se aferró al hombro de Angie y se dispuso acompañarla a la feria sin demostrar ningún tipo de temor.
Había comenzado a tejerse un lazo entre los dos.

Fue bautizado con el sensual nombre de Valentino. Enseguida las remeras negras perdieron su liderazgo en el vestuario de Angie y comenzaron a permanecer en el ropero. Valentino era totalmente blanco a excepción de su cola y sus dos orejas que eran de color negro. Cuando la camiseta de Queen también se vio afectada. Angie decidió escoger otros colores de ropa. Y ese fue el primer triunfo de Valentino, sin intenciones de ser una conquista territorial que anticipara grandes cambios en la casa; simplemente se trataba de adaptación mutua. 
El joven gato fue esterilizado, como otra parte de esa adaptación. Angélica meditó bastante, sobre si en su decisión de llevar al pobre felino al veterinario, no se estaba vengando de otros machos con los que se había cruzado en su vida. Sin embargo, el profesional, la felicitó por evitarle a su mascota una serie de luchas por hembras que solo le atraerían heridas, enfermedades y convertirse en el padre de cientos de bebés gatitos con un incierto destino.

Más o menos así, comienza la historia de Angie y Valentino. Es una historia que se repite en distintos lugares y en distintas épocas: Una chica y su gato, claro que Valentino no era cualquier gato y Angie estaba a punto de descubrir que ella, tampoco era tan común como pensaba. 


Continuará... 




SECRETOS EN LOS BIGOTES DE UN GATO
UNA NOVELA DE ADRIANA CLOUDY
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS ©
ARGENTINA 2017

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