lunes, 31 de octubre de 2022

ESTO ES HALLOWEEN!!

 

FELIZ HALLOWEEN!



Este año quise dedicarle la publicación principal del blog a una mujer. Seguramente conocen a las denominadas Scream Queen, las reinas del grito son aquellas actrices que han aparecido en varias peliculas de terror. Y nadie como ella para estar presente en el día del Halloween.

Si no la conocían, voy a presentarles a DARIA NICOLODI.

 


El cine italiano durante los años 70 se destacó en el género del terror creando un estilo propio de la mano de excelentes directores que se llamó GIALLO. Sin estas películas no tendríamos personajes como Jason o Michael Myers, famosos por utilizar elementos cortantes. Y es que de los giallos proviene mucho de lo que se conoció después. Sin explayarme demasiado los giallos son películas de suspenso, con asesinos seriales que se mueven en ámbitos modernos pero estas producciones recurren a la música y al color rojo (un rojo primario) como sello distintivo. Fue justamente Daria Nicolodi, no solo una actriz, sino también una guionista y productora del cine de terror italiano. Nicolodi era la reina del cine de terror setentoso en Italia. Las salas de su pais de origen anunciaban a lo grande aquellos filmes dirigidos la mayoría por su pareja Dario Argento, en Italia tenía miles de seguidores al igual que en nuestro continente. Siendo el videocassette quien permitiría acceder a una gran número de películas a todos los adolescentes que no alcanzaban la edad para entrar al cine.   

 


 Actuaría en Profondo Rosso de 1974 ( Rojo profundo / Rojo Oscuro) donde interpretó a la periodista entrometida “Gianna Brezzi” que junto al protagonista sale en busca de pistas. Gianna arriesgará su propia vida con tal de desenmascarar al asesino. Fue en este set donde conoció a quien sería su marido y el padre de su hija Asia Argento. Daria Nicolodi iba a convertirse en uno de los iconos de los Giallos, tanto delante como detrás de las cámaras. Tras ellas ideó historias inolvidables como SUSPIRIA (1977)  y las películas que derivaron en las continuaciones de esa historia de brujas. En 2018 se realizó una remake de Suspiria basada en el guión de Nicolodi-Argento.

 


Pero hablemos de lo que me atrae de esta actriz y porqué se merece en mi blog ser la figura central de el Halloween 2022. Daria no solo fue una mujer que aparecía en filmes de terror, con cada personaje que encarnó daba un mensaje feminista a las chicas que acudían con sus novios a ver estas películas.

Sus actuaciones resaltan en pantalla por interpretar a mujeres independientes en el aspecto económico y que expresaban sus ideas; hasta elaboraban sus propias estrategias. Esto es algo que para su época fomentaba un cambio de actitud, incluso en el propio género de terror. No solía ser la mujer débil que se convierte en la obsesión del asesino y espera ser protegida, al contrario, estaba dispuesta a descubrir la verdad a la par de los hombres. Su personalidad vivaz se destacaba frente a las cámaras. Y por supuesto, ella gritaba maravillosamente en las escenas sangrientas. No hay nada como el rojo sangre de los giallos y eso requiere de un buen grito. 

Las películas esenciales que deberían ver para conocer parte de su trayectoria son: SHOCK, TENEBRE, ROJO PROFUNDO y pueden buscar otras como OPERA Y HORROR PAGANINI.

 



 Daria falleció en el 2020 a los 70 años de edad, pero será recordada como la Madonna de los Giallos, sin duda, muchas actrices del género pueden ver en ella a una mentora. Los Giallos si bien evolucionaron en lo que vemos como Friday13 o Halloween y hasta Chucky, el muñeco asesino, siguen vigentes por su estética visual y auditiva, y creo que seguiremos recurriendo al cine italiano cuando busquemos inspiración para realizar un buen filme de psicópatas asesinos.


 La novedad para cerrar: Este año Darío Argento estrenó OCCHIALI NERI distribuida como “Dark Glasses” donde actúa, Asia la hija de ambos.

domingo, 30 de octubre de 2022

Las fotos de la abuela (poema)

 

Sexto día de la semana del  Halloween.



Mientras haya horror habrá poesía. Las canciones infantiles, aquellas muy antiguas, poseen versos macabros. Muchas rondas donde se giraba y saltaba tomados de la mano, se coreaban con letras que mencionaban a perritos muertos o desfiles fúnebres. Este poema pretende recordar las rimas funestas de esas melodías para jugar a la ronda, donde podía llevarte el lobo o algo peor...

 

Las fotos de la abuela

En la casa de la abuela

No comemos caramelos

Porque ella siempre tiene

Una fuente con buñuelos.

 

En la casa de la abuela

No miramos el celular

Porque ella siempre ofrece

Su caja con fotos para jugar.

 

Son fotos en blanco y negro

Donde mucha gente aparece.

Hay un hombre con sombrero

que lo atropelló un camionero.

Hay dos niños ahogados en el mar

cuya boca no se pudo cerrar.

También hay unas bellas durmientes

Que de seguro te harán rechinar los dientes.

 



Todo esto te puede traumar

pero sabrás lo mejor al terminar.

Algunas noches nuestra abuela

nos deja con ellos hablar.

 



Entonces, prendemos tres velas

y los empezamos a llamar.

Ellos no comen buñuelos

ni saben usar celular,

pero si los vieras entrar

te pondrías a gritar.

 

Son las fotos de la abuela

lo mejor para jugar.

Si leíste estos versos

Algún día te los podrás encontrar.




Autor: Adriana Cloudy ©

 

sábado, 29 de octubre de 2022

El esqueleto de la biblioteca (parte final)

 

Quinto día de la previa del Halloween

 

Segunda parte y final para este relato destinado a los más chiquitines.

Celebren el Halloween con risas y golosinas y que no falten los cuentos de terror.

 

EL ESQUELETO DE LA BIBLIOTECA

De SILVIA SCHUJER





Los desencantos de un vampiro a punto de atacar a una muchacha hermosa pusieron mis nervios a la miseria y los 206 huesos de mi estructura empezaron a golpear se unos contra otros haciendo el mismo ruido que las cortinas de caña cuando se mueven. Así se encadenaron los sucesos desde entonces. El que más miedo tenía de los chicos fue el primero en descubrirme y al principio sólo atinó a patalear para que lo escucharan.

"El esque...le...to se mue...ve", trataba de decir y las palabras se le quedaban pegadas en la boca. "El esqueleto se mueve", insistía mientras los demás intentaban descifrar sus extraños sonidos. Hasta que al fin le entendieron, me vieron y todo fue mucho peor. Los gritos atravesaron las paredes del colegio. Los chicos atravesaron en masa la puerta de salida de la biblioteca y la señorita Ofelia, desconcertada, cayó desmayada a mis pies. La ambulancia llegó a los quince minutos del hecho. Los enfermeros se llevaron a la maestra. La directora bajó la persiana y la biblioteca se cerró hasta nuevo aviso. El nuevo aviso fue a los pocos días. Cuando los ánimos se tranquilizaron y todo pareció volver a la normalidad. De más está decir que nadie creyó la historia que la señorita Ofelia y los chicos contaron con respecto a mí. No obstante, y seguramente por las dudas, a partir de ese entonces la biblioteca solo fue visitada por alumnos que eran enviados a buscar mapas, maestros de ciencias que llevaban frascos con formol para sus clases y revoltosos que en vez de ser despachados a la dirección por portarse mal, cumplían su condena entre los libros, los mapas y yo. Fue precisamente uno de los revoltosos, Jaime, el que cambió mi vida. Aburrido detener que pasar tantas y tan largas horas castigado en la biblioteca, una mañana se puso a leer. Abrió el primer libro que encontró (total, todos esta banforrados de azul como si fueran el mismo), y en voz alta leyó lo que sigue:




Cuando Jaime terminó de leer el cuento, me miró, se rio de costado y yo supe que algo me iba a pasar. Lo presentí a la altura de las costillas, en la zona donde hubiera tenido que estar mi corazón. Me cuidé de no temblar para no arruinar las cosas. Sin embargo sonó el timbre y esta vez el chico no hizo nada más importante que desaparecer. Los días empezaron a pasar sin novedades desde entonces. Hasta que una mañana de viernes, ayer mismo, la puerta de la biblioteca se abrió sigilosamente y entró Jai me con una bolsita en la mano. Dio instrucciones a unos cuantos para que vigilaran desde afuera y cerró. Primero sacó los ojos del frasco de formol y me los colocó con goma de pegar en las cavidades correspondientes. Después me metió la dentadura como pudo. La nariz. Me puso una peluca que venía pegada a un gorro y por último me vistió.

De la bolsa también sacó una camisa celeste, una corbata un pantalón largo grande. Por fin me puso un delantal como el de él, zapatillas tipo botines y una bufanda para disimular el cuello.

–Bueno, flaco–me dijo cuando sonó el timbre de salida–. A formar.

Entre él y otros me ayudaron a llegar hasta el patio donde estaban las filas.

Me sentí el esqueleto más feliz del mundo, a pesar de las risas de mis compañeros. Todos me querían tocar. Me agarraban la mano huesuda para saludarme y hacían un barullo espantoso. Cuando se fueron me quedé solo en el patio. No supe qué hacer. No tenía adónde ir. Entonces traté de recordar cómo articular los movimientos y poco a poco me fui acercando a la biblioteca otra vez.

Ahí estaba mi lugar. Llegué cansado pero con el ánimo y las ideas renovadas.

Así es como me siento ahora mientras trabajo sin pausa. Tengo sólo este fin de semana para mejorar las cosas. Ayer, con la ayuda de la portera que es medio chicata, nos trajimos unas sillas. Hoy ya cosí unos almohadones. Descolgué los retratos de los próceres y los cambié por unos afiches con personajes de cuentos que encontré en unas revistas. Lo que sigue es sacar el papel araña que forra los libros, y dejar al aire las tapas que están llenas de dibujos y dicen cosas que pueden interesar. El domingo, cuando termine, me voy a pegar un baño. Quiero estar limpio y fresquito para cuando llegue el lunes.  Me propongo contarle el secreto a la señorita Ofelia. 

Con su ayuda y un poco de suerte, capaz que me nombran bibliotecario. Y todo.

FIN

 

Este relato pertenece al Plan Nacional de Lecturas de la República Argentina.



viernes, 28 de octubre de 2022

Misery de Stephen King

 

Cuarto día de la previa Halloween 2022

Misery de Stephen King (reseña)

 


Este año falleció un actor, que si bien era considerado una de las celebridades de Hollywood, para quienes amamos el terror lo admirábamos por haber encarnado al escritor “Paul Sheldon” creado por Stephen King para su novela MISERY y mi reseña va dedicada con gratitud a JAMES CAAN.

 Sinopsis:

Paul Sheldon es un escritor, famoso por una serie de novelas románticas ambientadas en la época victoriana, cuyo personaje principal es Misery Chastain. Su última novela publicada, "El hijo de Misery", plantea la muerte de la protagonista y el final de la serie. El escritor planea incursionar en nuevas temáticas literarias y acaba de concluir el manuscrito de su más reciente obra.  Camino a Los Ángeles, lo sorprende una tormenta de nieve y sufre un accidente de tránsito. Despierta en la casa de Annie Wilkes, una enfermera admiradora de su trabajo, quien dice ser su fan número uno. Dado que las piernas de Paul quedaron rotas tras el accidente, al escritor no le queda más opción que permanecer en cama bajo los cuidados de Annie. La enfermera, en principio parece ser solo una fanática entusiasta; sin embargo Paul va revelando la personalidad psicótica, agresiva e impredecible de Annie.

 


 ¿Es Misery el reflejo de uno de los más grandes temores de cualquier famoso o famosa? Esta novela escrita por Stephen King nos presenta a la mayor acosadora y la más temida de la ficción. Yo adoro a esta mujer loca y violenta y adoro como está escrita la novela. Es uno de los mejores trabajos de King ( y ojo que estuve leyendo sus últimos libros y no logro ser feliz con sus obras recientes) de verdad, tiene todo. Te mantiene aterrorizado desde el inicio. No te deja respirar.



¿Y de qué va? Bueno, de como un escritor sabiendo que llega a muchos lectores y lectoras no imagina que una de ellas se propone secuestrarlo. King imaginó esto en 1987 y casi se anticipó a las redes sociales, donde te encuentras con tanto canibalismo latente y tanta agresividad injustificada hacia libros y autores. La fama en ocasiones demasiado anhelada atrae personas extrañas; creo que King nos ofreció algo para temer.

 


Ella, la enfermera Annie Wilkies, es fanática de una saga llamada Misery y descubrirá que la saga está a punto de concluir para siempre. Pero lo descubre leyendo el manuscrito que Paul Sheldon llevaba con él al momento de sufrir un accidente. Todo se vuelve horroroso cuando ella se convierte en su cuidadora y raptora y además, con muchas ganas de ser casi su nueva editora (algo que muchos reseñadores sueñan, y de paso, tener la libertad de imponer su autoritarismo para cambiarte todo el libro aunque la historia no les pertenece), claro que Annie no es una mujer estable mentalmente y suele recurrir a los fármacos y a uno que otro golpe para convencer al escritor. Paul se ve obligado a reescribir toda la novela. Y cada capitulo será lo único que lo mantenga con vida.

 


La novela es ideal para cualquiera que esté aburrido o con blokeo lector, una trama tan intensa le vendrá perfecta. Te mantiene expectante y aunque la situación del escritor es una angustia permanente, sus ansias de vivir y sus ganas de derrotar a esta mujer temible consigue que quieras seguir leyendo y saber como será el final del protagonista.

 SI TODAVÍA NO LA LEYERON DEBEN HACERLO Y CON UNA ESTUPENDA PELICULA QUE SE LLEVA TODOS LOS APLAUSOS porque los ajustes y cambios que se realizaron para el guión fueron muy acertados. Además es una película que el propio King considera muy buena. Para tener en cuenta Kathy Bates estuvo en otra adaptación de sus novelas y es parte de la serie American Horror Story.

Sobre la reciente serie donde interviene este personaje no tengo idea, porque no suelo ver en ninguna de las plataformas. Solo utilizo Youtube. Pueden comentar sobre si están a favor o en contra de los cambios hechos al personaje.

 

jueves, 27 de octubre de 2022

El esqueleto de la biblioteca (cuento)

 

Tercer día de la previa de Halloween

Un nuevo relato para evitar que duerman tranquilos les trae MenteImperfecta...

Pero esta vez para leerle a los peques de la casa. Porque todo niño debe acercarse a  la lectura.

 

EL ESQUELETO DE LA BIBLIOTECA

De SILVIA SCHUJER

 


 

Primera Parte

Ahí estaba yo. Entre un montón de mapas enrollados como tubos y el armario con puertas de vidrio. Me pararon en ese lugar cuando estrenaron la biblioteca y ahí que dé hasta que pasaron las cosas: La biblioteca se inauguró una mañana. Hubo gran revuelo en la escuela ese día. En principio, suspendieron las clases.

Los únicos invitados a presenciar el acto fueron los maestros, los directores, los vices, los inspectores y, por supuesto, el intendente. Las autoridades se ubicaron ante la puerta. Cortaron una cinta, descubrieron una placa, aplaudieron y entraron (días más tarde la secretaria recordaría que olvida ron entonar el Himno).

Brillaba todo. El piso recién encerado, los vidrios de las ventanas, los libros forrados con papel araña azul, los frasquitos con formol que contenían por orden de aparición un cerebro, una nariz, una dentadura perfecta, un par de ojos, una mano, una víbora y otros bichos muy bien conservados; el grupo de mapas, los retratos de próceres recolectados de todas las aulas para decorar un poco el ambiente y, por supuesto, YO: el esqueleto que estaba parado como un centinela.

Las personas allí reunidas recorrieron el salón con la mirada en pocos segundos y, en menos aún, descorcharon unas botellas de champán para acompañar (luego del brindis) las masas y sandwichitos de miga ubicados en cuatro escritorios con manteles blancos y almidonados para la ocasión. Concluido el acto, la gente se fue retirando, y a los pocos minutos una señora sacó los restos de comida, los vasos, los manteles y hasta los escritorios. Pasó un escobillón, bajó las persianas y así, en penumbras, abandonó el recinto inaugurado y nos encerró con llave.

Al día siguiente, la biblioteca se abrió apenas los chicos terminaron de cantar Aurora para izar la bandera. De a un grado por vez, arrancando con los de séptimos, los alumnos empezaron a llegar con sus maestras a conocer el lugar.

A casi todos se les ocurría lo mismo: pararse frente a la puerta, observar la placa, formar tomando distancia para no amontonarse al atravesar la puerta y entrar en silencio. Hacían un recorrido que empezaba por los libros: los de texto por allí, las enciclopedias por acá, los de entretenimiento por el otro rincón, etcétera. (Había que aprender a distinguir unos libros de otros por el tamaño, ya que todos estaban forrados del mismo color). Continuaban por los mapas: los alumnos debían estar encantados de asistir a una escuela con semejante cantidad de material para conocer mejor la geografía del mundo. Acto seguido, una rápida mirada a los frascos con formol: el cerebro, la dentadura,(algunas maestras, algo impresionadas, desviaban la vista antes de llegar a la víbora mientras los chicos se baboseaban deslumbrados). Por último me mostraban a mí, aclarando que el cuerpo humano está formado por 206 huesos y que eso (o sea yo) era una réplica perfecta.

La única persona que encaró las cosas de otra manera fue la señorita Ofelia.

Primero, porque no hizo formar a los chicos para entrar.

Segundo, porque se sentó en el suelo con ellos.

Tercero, porque les empezó a leer los cuentos de un libro que encontró.

Y cuarto, porque no me presentó como el esqueleto. "Saluden al flaco", dijo, y me señaló como al pasar.

Leyó un cuento gracioso y los chicos se rieron hasta contagiarme. Supongo que los huesos se me movieron y en el tumulto no se notó. Después del gracioso, contó un cuento de amor. Triste, para mi gusto. El tercero fue una historia de flamencos de la selva. Dejó para el final el de terror.

A partir de este último cuento, el clima en la biblioteca pareció cambiar.

Los ojos de todos empezaron a abrirse y los corazones a inquietarse. Los latidos de unos cuantos retumbaron en el silencio, acrecentando el misterio y la desazón.




Por mi parte, la tenebrosa historia que la señorita Ofelia contaba empezó a aterrorizarme y a ponerme los huesos de punta desde el empeine hasta el occipital. El pánico me fue ganando de tal modo que cuando me quise acordar estaba temblando como un cobarde.

 

(Continuará)

 

miércoles, 26 de octubre de 2022

Los cazafantasmas (Saga)

 Segundo día de la semana Halloween 2022

 

Este año vi la película LOS CAZAFANTASMAS EL LEGADO. Lloré a mares, es mas, la vi varias veces y volví a llorar porque fue muy emotiva y porque soy una mujer llorona que te hace pasar papelones. Me conmovió tanto que se centraran en el personaje de Harold Ramis. La buena noticia no soy la única a la que se le derritió el corazón con los nietos de este cazafantasmas y pronto llega la secuela. AHORA RECORDEMOS  EN EL BLOG A LA SAGA.

Les cuento que ser adolescente durante los 80 fue vivir una de las mejores etapas de la música y del cine aunque cada década tiene sus avances y deja su legado cultural, lo irónico era que cuando ciertas cosas estuvieron de moda en mi adolescencia fueron muy criticadas, por ser superficiales pero con el tiempo se demuestra que lo bueno es bueno sin importar las opiniones. Fíjense como Strangers Things ha logrado extasiar a los seguidores de la serie con elementos ochentosos.

Con LOS CAZAFANTASMAS pasó algo singular se convirtió en un fenómeno mundial, no tan grande como Los Simpsons, pero consiguió ubicarse entre los grandes producciones del cine porque sus personajes fueron adorados en todo el planeta.

Ghostbusters

La historia comienza presentando a tres científicos que se interesan en lo paranormal y poco a poco demuestran que sus experimentos estaban en lo cierto. Hay portales y seres que intentan venir a nuestra realidad. Y ellos se convierten en unos exterminadores de fuerzas malignas.

Pero además, la canción escogida para la película fue tan pegadiza que nadie (cuando suena en una fiesta todos se levantan) puede evitar bailarla. Ray Parker JR le puso ritmo a una gran comedia con excelentes de toques de terror.

 


 La segunda película se sitúa nuevamente en New York teniendo su centro de acción en un museo. Vuelve a estar presente la actriz Sigourney Wieber y ellos demuestran que son los héroes de la ciudad. La escena con la estatua de la libertad caminando por la calles sigue siendo fabulosa.

 


 Llega el 2000 y muchos tienen ganas de convocar a los cazafantasmas que ya tenían su propia serie animada y miles de artículos que inundaban las jugueterías. Era hora de mostrar una nueva generación. Sin embargo, todo quedó en buenas intenciones.


 Los fanáticos le bajaron el pulgar al atropello de poner chicas solo por ser chicas y ocupar sin un buen fundamento el lugar de los personajes originales. Una gran pérdida de dinero. Ni siquiera haber elegido mujeres con una buena trayectoria en el humor pudo salvarla. Era hora de escuchar a los fanáticos.

 


Hasta que se pidió un nuevo guion. No se haría algo por capricho, ni por estar con la moda feminista buscando algunos dólares extras. El proyecto fue pensado con más cuidado y se nota donde intervino la mente brillante de DAN AYKORD. Podían hacer una buena historia y lo hicieron.


En LOS CAZAFANTASMAS: EL LEGADO  se contó  de una manera más entretenida, más tierna y más acorde a lo que esperaban los fanáticos. Se relacionó la trama directamente con la primera película permitiendo que los que ya conocían la historia y los que recién la veían pudieran sentirse cerca de los nuevos eventos. Aparecen entonces, los nietos con escenas llenas de acción y un final que te dejaba pidiendo más. De este modo los fantasmas no se fueron y sus cazadores siguen vigentes.



Estoy ansiosa por ver las continuaciones en el cine.

martes, 25 de octubre de 2022

Semana de Halloween 2022

 



Halloween 2022

 

 Queridos lectores o visitantes ocasionales  o, mejor todavía, fanáticos del Halloween,  llegó el mes para una nueva celebración de la literatura y cine de terror.

Este año, donde ya pudimos liberarnos de la cuarentena, del barbijo, de las restricciones para viajar fue, dentro de todo, un muy buen año. Pasaron cosas malas y tristes pero también pasaron cosas buenas ( solo que siendo seres poco agradecidos siempre recordamos las malas) y son las buenas vivencias las que debemos valorar. Yo personalmente arranqué el año contenta, porque pude viajar durante el verano y esos viajes me dieron mucha energía positiva para caminar el sendero de estos meses.

Ahora, vamos a la parte interesante de estas publicaciones: el blog como cada año tendrá una previa de la Noche de Brujas y espero que estas golosinas blogueras los diviertan.

¿Cómo se arranca una semana que celebra al terror?

Con un relato. Y este relato es un cuento que pertenece al libro LAS COSAS QUE PERDIMOS EN EL FUEGO, de Mariana Enriquez. Es una autora cuya carrera va en pleno ascenso, sus libros fueron de los más destacados en ventas durante el 2020/2021

 Por eso, si no la conocen todavía les comparto un cuento y los invito a leer su novela NUESTRA PARTE DE NOCHE  de la cual se rumorea podría tener una película.

 



NADA DE CARNE SOBRE NOSOTRAS

 

La vi cuando estaba a punto de cruzar la avenida. Estaba entre un montón de basura,

abandonada sobre las raíces de un árbol. Los estudiantes de Odontología, pensé, esa

gente desalmada y estúpida, esa gente que sólo piensa en el dinero, empapada de mal

gusto y sadismo. La levanté con las dos manos por si se desarmaba.

 A la calavera le faltaban la mandíbula y la totalidad de los dientes, mutilación que me confirmó el accionar de los protodontólogos. Revisé alrededor del árbol, entre los residuos.

No encontré la dentadura.

Qué pena, pensé, y fui hasta mi departamento, apenas a doscientos metros, con la calavera entre las manos, como si caminara hacia una ceremonia pagana del bosque. La puse sobre la mesa del living. Era pequeña. ¿La calavera de un niño? Lo ignoro todo sobre anatomía y temas óseos. Por ejemplo: no entiendo por qué las calaveras no tienen nariz. Cuando me toco la cara, siento la nariz pegada a mi calavera. ¿Acaso la nariz es cartílago? No creo, aunque es verdad que dicen que no duele cuando se rompe y que se rompe fácil, como si fuera un hueso débil. Examiné la calavera un poco más y encontré que tenía un nombre escrito. Y un número. «Tati 1975». Cuántas opciones. Podía ser su nombre, Tati, nacida en 1975. O su dueña podía ser una Tati parida en 1975. O el número quizá no era una fecha y tenía que ver con alguna clasificación. Por respeto decidí bautizarla con el genérico Calavera. Por la noche, cuando mi novio volvió del trabajo, ya era solamente Vera.

Él, mi novio, no la vio hasta que se sacó la campera y se sentó en el sillón.

 Es un hombre muy desatento.

Cuando la vio, dio un respingo, pero no se levantó. También es perezoso y se está

poniendo gordo. No me gustan los gordos.

—¿Qué es esto? ¿Es de verdad?

—Claro que es de verdad —le dije—. La encontré en la calle. Es una calavera.

Me gritó. Por qué trajiste esto, me gritó, exagerado, de dónde la sacaste.

Juzgué que estaba haciendo un escándalo y le ordené que bajara la voz.

Traté de explicarle con tranquilidad que la había encontrado tirada en la calle, bajo un árbol, abandonada, y que hubiese sido totalmente indecente por mi parte actuar con indiferencia y dejarla ahí.

—Estás loca.

—Puede ser —le dije, y me llevé a Vera a la habitación.

Sé que él esperó un rato por si yo salía a hacerle la comida. No tiene que comer más, se está poniendo gordo, los muslos ya se le rozan, y si usara pollera de mujer, estaría siempre paspado entre las piernas. Después de una hora lo oí insultarme y usar el teléfono para pedir una pizza. La pereza: prefiere el delivery a caminar hasta el centro y comer en un restaurante. El gasto de dinero es casi el mismo.




—Vera, no sé qué hago con él.

Si ella pudiera hablar, sé que me diría que lo deje. Es de sentido común. Antes de

dormir, rocío la cama con mi perfume favorito y le paso un poquito a Vera bajo los

ojos y por los costados.

Mañana voy a comprarle una peluquita. Para que mi novio no entre en la habitación, la cierro con llave.

 


Mi novio dice que está asustado y otras pavadas. Duerme en el living, pero no es

un sacrificio, porque el futón que compré con mi dinero —a él le pagan poco— es de

excelente calidad. De qué estás asustado, le pregunto. Él balbucea tonterías sobre que

me la paso encerrada con Vera y que me escucha hablándole.

Le pido que se vaya, que junte sus cosas y deje el departamento, que me deje.

Pone cara de profundo dolor, no le creo y casi lo empujo a la habitación para que

haga sus valijas. Grita de vuelta pero esta vez grita de miedo. Es que vio a Verita, que

tiene su peluca rubia carísima, de pelo natural, pelo fino y amarillo, seguramente cortado en un pueblo ex soviético de Ucrania o de la estepa (¿son rubias las siberianas?), las trenzas de alguna chica que todavía no encontró a quien la saque de su pueblo miserable. Me parece muy extraño que haya rubios pobres, por eso se la compré. También le compré unos collares de cuentas de colores, muy festivos. Y está rodeada de velas aromáticas, de esas que las mujeres que no son como yo ponen en el baño o en la habitación para esperar a algún hombre entre llamitas y pétalos de rosa.

Me amenazó con llamar a mi madre. Le dije que podía hacer lo que quisiera. Lo vi más gordo que nunca, con las mejillas caídas como las de un mastín napolitano, y esa noche, después de que se fue con la valija y un bolso colgado del hombro, decidí empezar a comer poco, bien poco. Pensé en cuerpos hermosos como el de Vera, si estuviese completo: huesos blancos que brillan bajo la luna en tumbas olvidadas, huesos delgados que cuando se golpean suenan como campanitas de fiesta, danzas en la foresta, bailes de la muerte. Él no tiene nada que ver con la belleza etérea de los huesos desnudos, él los tiene cubiertos por capas de grasa y aburrimiento. Vera y yo vamos a ser hermosas y livianas, nocturnas y terrestres; hermosas las costras de tierra sobre los huesos. Esqueletos huecos y bailarines. Nada de carne sobre nosotras.

Una semana después de dejar de comer, mi cuerpo cambia. Si levanto los brazos,

las costillas se asoman, aunque no mucho. Sueño: algún día, cuando me siente sobre

este piso de madera, en vez de nalgas tendré huesos y los huesos van a atravesar la

carne y van a dejar rastros de sangre sobre el suelo, van a cortar la piel desde adentro.

Le compré a Vera unas luces de decoración, las que se usan para adornar el árbol

de Navidad. No podía seguir viéndola sin ojos, o, mejor dicho, con los ojos muertos,

así que decidí que dentro de las cuencas vacías brillaran las lamparitas; como son de

colores, se pueden ir cambiando y Vera un día tendrá ojos rojos, otro día verdes, otro

día azules. Cuando estaba contemplando el efecto de Vera con ojos desde la cama, oí

que unas llaves abrían la puerta de mi departamento. Mi madre, la única que tiene

copia, porque a mi ex obeso lo obligué a entregarme la suya. Me levanté para hacerla

pasar. Le preparé un té y me senté a tomarlo con ella. Estás más flaca, me dijo. Es el

estrés de la separación, le contesté. Nos quedamos calladas. Por fin ella habló:

—Me dijo Patricio que estás en algo raro.

—¿En qué? Por favor, mamá, inventa cosas porque lo eché.

—Dice que te obsesionaste con una calavera.

Me reí.

—Está loco. Con unas amigas estamos armando disfraces y maquetas de terror

para la Noche de Brujas, es para divertirnos. No tuve tiempo de comprar un disfraz,

así que armé un retablo vudú y voy a comprar otras cositas, velas negras, una bola de

vidrio tipo bola de cristal, para ambientar, ¿me entendés? Porque hacemos la fiesta en

casa. No sé si entendió mucho, pero le resultó una estupidez razonable.

Quiso conocer a Vera y se la mostré. Le pareció macabro que la tuviera en la habitación, pero se creyó por completo lo de la ambientación para la fiesta, a pesar de que yo jamás

organicé una fiesta en mi vida y detesto los cumpleaños. También se creyó mis

mentiras sobre el despecho de Patricio. Se fue tranquila y no va a volver por un tiempo. Está muy bien, quiero estar sola porque ahora me tiene angustiada la incompletud de Vera. No puede seguir sin dientes, sin brazos, sin columna vertebral. Nunca voy a poder recuperar los huesos que le corresponden, eso es obvio. Tengo que estudiar anatomía, además, para averiguar el nombre y el aspecto de los huesos que le faltan, que son todos. ¿Y dónde buscárselos? No puedo profanar tumbas, no sabría cómo hacerlo.

Mi padre solía hablar de las fosas comunes de los cementerios, que estaban al aire libre, como una piscina de huesos, pero creo que no existen más. Si aún existen, ¿no estarán custodiadas? Me contaba que los estudiantes de Medicina iban a buscar ahí sus esqueletos, los que usaban para estudiar. ¿De dónde los sacan, ahora, los huesos para estudiar? ¿O usarán réplicas de plástico? Veo muy difícil caminar por las calles con un costillar humano. Si encuentro uno, para cargarlo usaré la mochila grande que dejó Patricio, la que llevábamos de campamento cuando él todavía era flaco.

Todos caminamos sobre huesos, es cuestión de hacer agujeros profundos y alcanzar a los

muertos tapados. Tengo que cavar, con una pala, con las manos, como los perros, que

siempre encuentran los huesos, que siempre saben dónde los escondieron, dónde los

dejaron olvidados.

 


 

FIN