sábado, 31 de octubre de 2020

FELIZ HALLOWEEN (un cuento de Chejov)

 FELIZ HALLOWEEN 2020



No siempre el victimario consigue la comprensión del lector, en este cuento la dramática vida de una niña nos enreda en su desesperación. Con un horroroso final esta historia denuncia el abuso de las clases sociales altas.


Es de noche. La criadita Varka, una muchacha de trece años, mece en la cuna al nene y le canturrea:

«Duerme, niño bonito,

que viene el coco...»

Una lamparilla verde encendida ante el icono alumbra con luz débil e incierta. Colgados a una cuerda que atraviesa la habitación se ven unos pañales y un pantalón negro. La lamparilla proyecta en el techo un gran círculo verde; las sombras de los pañales y el pantalón se agitan, como sacudidas por el viento, sobre la estufa, sobre la cuna y sobre Varka.

La atmósfera es densa. Huele a piel y a sopa de col.

El niño llora. Está hace tiempo afónico de tanto llorar; pero sigue gritando cuanto le permiten sus fuerzas. Parece que su llanto no va a acabar nunca.

Varka tiene un sueño terrible. Sus ojos, a pesar de todos sus esfuerzos, se cierran, y, por más que intenta evitarlo, da cabezadas. Apenas puede mover los labios, y se siente la cara como de madera y la cabeza pequeñita cual la de un alfiler.

«Duerme, niño bonito...»,balbucea.

Se oye el canto monótono de un grillo escondido en una grieta de la estufa. En el cuarto inmediato roncan el maestro y el aprendiz Afanasy. La cuna, al mecerse, gime quejumbrosa. Todos estos ruidos se mezclan con el canturreo de Varka en una música adormecedora, que es grato oír desde la cama. Pero Varka no puede acostarse, y la musiquita la exaspera, pues le da sueño y ella no puede dormir; si se durmiese, los amos le pegarían.

La lamparilla verde está a punto de apagarse. El círculo verde del techo y las sombras se agitan ante los ojos medio cerrados de Varka, en cuyo cerebro semidormido nacen vagos ensueños.

La muchacha ve en ellos correr por el cielo nubes negras que lloran a gritos, como niños de teta. Pero el viento no tarda en barrerlas, y Varka ve un ancho camino, lleno de lodo, por el que transitan, en fila interminable, coches, gentes con talegos a la espalda y sombras. A uno y otro lado del camino, envueltos en la niebla, hay bosques. De pronto, las sombras y los caminantes de los talegos se tienden en el lodo.

—¿Para qué hacéis eso? — les pregunta Varka.

—¡Para dormir! —contestan—. Queremos dormir.

Y se duermen como lirones.

Cuervos y urracas, posados en los alambres del telégrafo, ponen gran empeño en

despertarlos.

«Duerme, niño bonito...», canturrea entre sueños Varka.

Momentos después sueña hallarse en casa de su padre. La casa es angosta y obscura. Su padre, Efim Stepanov, fallecido hace tiempo, se revuelca por el suelo. Ella no le ve, pero oye sus gemidos de dolor. Sufre tanto atacado de no se sabe qué dolencia, que no puede hablar. Jadea y rechina los dientes.

—Bu,bu,bu,bu...

La madre de Varka corre a la casa señorial a decir que su marido está muriéndose. Pero, ¿por qué tarda tanto en volver? Hace largo rato que se ha ido y debía haber vuelto ya.

Varka sueña que sigue oyendo quejarse y rechinar los dientes a su padre, acostada en la estufa. Mas he aquí que se acerca gente a la casa. Se oye trotar de caballos. Los señores han enviado al joven médico a ver al moribundo. Entra. No se le ve en la obscuridad, pero se le oye toser y abrir la puerta.

—¡Encended la luz! —dice.

—¡Bu,bu,bu! —responde Efim, rechinando los dientes.

La madre de Varka va y viene por el cuarto buscando cerillas. Unos momentos de

silencio. El doctor saca del bolsillo una cerilla y la enciende.

—¡Espere un instante, señor doctor! —dice, la madre. ­

Sale corriendo y vuelve a poco con un cabo de vela.Las mejillas del moribundo están rojas, sus ojos brillan, sus miradas parecen hundirse extrañamente agudas en el doctor, en las paredes.

—¿Qué es eso, muchacho?—le pregunta el médico, inclinándose sobre él—. ¿Hace mucho que estás enfermo?

—¡Me ha llegado la hora, excelencia! —contesta, con mucho trabajo, Efim—. No me hago ilusiones...

—¡Vamos, no digas tonterías! Verás cómo te curas...

—Gracias, excelencia; pero bien sé yo que no hay remedio... Cuando la muerte dice aquí estoy, es inútil luchar contra ella...

El médico reconoce detenidamente al enfermo y declara:

—Yo no puedo hacer nada. Hay que llevarle al hospital para que le operen. Pero sin pérdida de tiempo. Aunque es ya muy tarde, no importa; te daré cuatro letras para el doctor y te recibirá. ¡Pero en seguida, en seguida!

—Señor doctor, ¿y cómo va a ir? —dice la madre—. No tenemos caballo.

—No importa; les hablaré a los señores y os dejarán uno.

El médico se va, la vela se apaga y de nuevo se oye el rechinar de dientes del

moribundo.

—Bu—bu—bu—bu...

Media hora después se detiene un coche ante la casa; lo envían los señores para llevar a Efim al hospital. A los pocos momentos el coche se aleja, conduciendo al enfermo.Pasa, al cabo, la noche y sale el Sol. La mañana es hermosa, clara.

Varka se queda sola en casa; su madre se ha ido al hospital a ver cómo sigue el marido. Se oye llorar a un niño. Se oye también una canción:

«Duerme niño bonito...»

 A Varka le parece su propia voz la voz que canta.Su madre no tarda en volver. Se persigna y dice:

—¡Acaban de operarle, pero ha muerto! ¡Santa gloria haya!... El doctor dice que se le ha operado demasiado tarde; que debía habérsele operado hace mucho tiempo.

Varka sale de la casa y se dirige al bosque. Pero siente de pronto un tremendo manotazo en la nuca. Se despierta y ve con horror a su amo, que le grita:

—¡Mala pécora! ¡El nene llorando y tú durmiendo!

Le da un tirón de orejas; ella sacude la cabeza, como para ahuyentar el sueño irresistible y empieza de nuevo a balancear la cuna, canturreando con voz ahogada. El círculo verde del techo y las sombras siguen produciendo un efecto letal sobre Varka, que, cuando su amo se va, torna a dormirse. Y empieza otra vez a soñar.



De nuevo ve el camino enlodado. Infinidad de gente, cargada con talegos, yace dormida en tierra. Varka quiere acostarse también; pero su madre, que camina a su lado, no la deja; ambas se dirigen a la ciudad en busca de trabajo.

—¡Una limosnita, por el amor de Dios! —implora la madre a los caminantes—. ¡Compadeceos de nosotros, buenos cristianos!

—¡Dame el niño! —grita de pronto una voz que le es muy conocida a Varka—. ¡Otra vez dormida, mala pécora!

Varka se levanta bruscamente, mira en torno suyo y se da cuenta de la realidad: no hay camino, ni caminantes, ni su madre está junto a ella; sólo ve a su ama, que ha venido a darle teta al niño.

Mientras el niño mama, Varka, de pie, espera que acabe. El aire empieza a azulear tras los cristales; el círculo verde del techo y las sombras van palideciendo. La noche le cede su puesto a la mañana.

—¡Toma al niño! —ordena a los pocos minutos el ama, abotonándose la camisa—. Siempre está llorando. ¡No sé qué le pasa!

Varka coge al niño, lo acuesta en la cuna y empieza otra vez a mecerle. El círculo verde y las sombras, menos perceptibles a cada instante, no ejercen ya influjo sobre su cerebro. Pero, sin embargo, tiene sueño; su necesidad de dormir es imperiosa, irresistible. Apoya la cabeza en el borde de la cuna, y balancea el cuerpo al par que el mueble, para despabilarse; pero los ojos se le cierran y siente en la frente un peso plúmbeo.

—¡Varka, enciende la estufa! —grita el ama, al otro lado de la puerta.

Es de día. Hay que comenzar el trabajo.

Varka deja la cuna y corre por leña a la porchada. Se anima un poco; es más fácil resistir el sueño andando que sentado.

Lleva leña y enciende la estufa. La niebla que envolvía su cerebro se va disipando.

—¡Varka, prepara el samovar! —grita el ama.

Varka empieza a encender astillas, mas su ama la interrumpe con una nueva orden:

—¡Varka, límpiale los chanclos al amo!

Varka, mientras limpia los chanclos, sentada en el suelo, piensa que sería delicioso meter la cabeza en uno de aquellos zapatones para dormir un rato. De pronto, el chanclo que estaba limpiando crece, se infla, llena toda la estancia. Varka suelta el cepillo y empieza a dormirse; pero hace un nuevo esfuerzo, sacude la cabeza y abre los ojos cuanto puede, en evitación de que los chismes que hay a su alrededor sigan moviéndose y creciendo.

—¡Varka, ve a lavar la escalera! —ordena el ama, a voces—. ¡Está tan cochina, que cuando sube un parroquiano me avergüenzo!

Varka lava la escalera, barre las habitaciones, enciende después otra estufa, va varias veces a la tienda. Son tantos sus quehaceres, que no tiene un momento libre. Lo que más trabajo le cuesta es estar de pie, inmóvil, ante la mesa de la cocina, mondando patatas. Su cabeza se inclina, sin que ella lo pueda evitar, hacia la mesa; las patatas toman formas fantásticas; su mano no puede sostener el cuchillo. Sin embargo, es preciso no dejarse vencer por el sueño: está allí el ama, gorda, malévola, chillona. Hay momentos en que le acomete a la pobre muchacha una violenta tentación de tenderse en el suelo y dormir, dormir, dormir...

Transcurre así el día. Llega la noche.

Varka, mirando las tinieblas enlutar las ventanas, se aprieta las sienes, que se siente como de madera, y sonríe de un modo estúpido, completamente inmotivado. Las tinieblas halagan sus ojos y hacen renacer en su alma la esperanza de poder dormir. Hay aquella noche una visita.

—¡Varka, enciende el samovar! —grita el ama.

El samovar es muy pequeño, y para que todos puedan tomar té hay que encenderlo cinco veces. Luego Varka, en pie, espera órdenes, fijos los ojos en los visitantes.

—¡Varka, ve por vodka! Varka, ¿dónde está el sacacorchos? ¡Varka, limpia un arenque!

Por fin la visita se va. Se apagan las luces. Se acuestan los amos.

—¡Varka, abraza al niño! — Es la última orden que oye.



Canta el grillo en la estufa. El círculo verde del techo y las sombras vuelven a agitarse arte los ojos medio cerrados de Varka y a envolverle el cerebro en una niebla.

«Duerme, niño bonito...» canturrea la pobre muchacha con voz soñolienta.

El niño grita como un condenado. Está a dos dedos de encanarse. Varka, medio dormida, sueña con el ancho camino enlodado, con los caminantes del talego, con su madre, con su padre moribundo. No puedo darse cuenta de lo que pasa en torno suyo. Sólo sabe que algo la paraliza, pesa sobre ella, la impide vivir. Abre los ojos, tratando de inquirir qué fuerza, qué potencia es ésa, y no saca nada en limpio. Sin alientos ya, mira el círculo verde, las sombras...

En este momento oye gritar al niño y se dice:

«Ese es el enemigo que me impide vivir.»

El enemigo es el niño.

Varka se echa a reír.

¿Cómo no se le ha ocurrido hasta ahora una idea tan sencilla?

Completamente absorbida por tal idea se levanta, y, sonriendo, da algunos pasos por la estancia. La llena de alegría el pensar que va a librarse al punto del niño enemigo. Le matará y podrá dormir lo que quiera.

Riéndose, guiñando los ojos con malicia, se acerca con tácitos pasos a la cuna y se inclina sobre el niño.

Le atenaza con ambas manos el cuello. El niño se pone azul, y a los pocos instantes muere.

Varka entonces, alegre, dichosa, se tiende en el suelo y se queda al punto dormida con un sueño profundo.

 

 

FIN


viernes, 30 de octubre de 2020

Mis libros recomendados para el Halloween 2020

 


No puede faltar una recomendación de buenos libros en el Halloween, justamente de eso se trata toda esta celebración, de ver películas de terror, comer golosinas y leer muchas historias espeluznantes o con un derroche exagerado de fantasía paranormal. Me gusta acompañar la selección de este año con Narciso Ibañez Menta aunque seguramente habría escogido una literatura más clásica y célebre por eso hay un sexto libro  agregado que aprobaría el maestro del terror.

Los cinco recomendados de terror 2020 en Mente Imperfecta son los siguientes:


 

Háblame de Horror de Robert Bloch

Buscas cuentos de espanto, seguro que con la pluma del autor de Psicosis te vas a entretener. Un libro de relatos de quien fuera uno de los mejores amigos de Lovecraft. Van a encontrar un excelente cuentista que no demora en sus relatos los momentos de terror Se consigue en pdf y no hay noticias de que haya sido publicado nuevamente. Me encanta esa cara verde de la portada.

Sinopsis: La selección de doce historias que ofrecemos en el presente volumen, es plenamente representativa de este brillante autor y constituye una obra digna de figurar entre los clásicos de la narrativa de horror y misterio. Los relatos que podemos encontrar abarcan la fantasía, la ciencia ficción e incluso el genero policial.


La momia, o Ramses el maldito de Anne Rice

Aquí ya hablamos de un clásico, una novela muy aplaudida de Anne Rice que espero algun día tenga su pelicula. Hace falta una momia de terror y no tanto de acción y aventura.

Sinopsis: La historia trata sobre el faraón Ramsés que se hace inmortal al beber el elixir de la vida y desde ahí se convierte en Momiems el maldito (él se denomina con ese nombre) porque queda condenado a recorrer el planeta para saciar deseos que nunca serán satisfechos, tales como el hambre,la sed, el deseo, etc.



Déjame entrar de John Ajvide Lindqvist

La película se convirtió en la favorita de muchos amantes del suspenso y de los vampiros. Propuso una historia distinta, muy bien ambientada. Let me in es sin duda una de los mejores filmes hasta que made in USA pretendió emular con un fiasco de resultado. Pero para que lamentarse si podemos leer el libro. Dos niños protagonizan una historia de horror que sorprende al lector. Una recomendación para los que ya vieron la película y para los que buscan una lectura sin el sabor a yankeelandia con el que nos saturan usualmente las editoriales.

Sinopsis: La historia se centra en la relación entre Oskar, un niño de trece años y Eli, una extraña niña de la misma edad que Oskar, que acaba de mudarse a su edificio.


El ladrón de días de Clive Baker

“Febrero, la gran bestia se había tragado vivo a Harvey Swick.”

De este modo comienza el primer libro de una saga juvenil bastante perturbadora. Que Baker, el creador de una historia terrorifíca como Hellraiser, sea autor de libros para niños es sorprendente, o no tanto, porque al acercarnos a la adolescencia las historias de miedo nos ayudan a enfrentar el mundo real. El ladrón de días, es una joya que descubrí recientemente y disfruté mucho.

No hay Halloween sin una lectura a las obras de Clive Baker que además ha tenido un gran éxito con sus personajes en los video juegos. Les recomiendo este saga que dejará conforme a quienes gusten de los personajes extraños como los que se encuentran en “Harry Potter”, o  en “El hombre que perdió su sombra”.

Sinopsis: Harvey tiene diez años. A Harvey, como a todos los niños, le fastidia ir a la escuela; sobre todo en febrero, un mes muy tonto, de clima pésimo y sin buenas fiestas. Conoce entonces a Rictus, un simpático hombrecillo que le ofrece la solución a su problema: la casa de vacaciones del señor Hood, donde siempre es fiesta.



El buen hijo de You-Jeong Jeong

Cuando leí “La vegetariana” me di cuenta que los thrillers coreano te producen pesadillas. Me llamó mucho la atención esta novela y teniendo en cuenta que la trama me recuerda a uno de mis favoritos, el aterrador “Tenemos que hablar de Kevin” donde en el seno de una agradable familia  germina en su seno un asesino, creo que van a encontrar en este libro  una de esas historias que te hielan la sangre.

Sinopsis: una novela de la escritora coreana You-Jeong Jeong. En este libro conocemos la historia de Yu-Jin que, para controlar los ataques de epilepsia, debe tomar una medicación cada día.. Cuando todo parece que está ya encaminado a resolverse, la historia toma un nuevo rumbo.


La condesa sangrienta de Valentine Penrose  

Vampiros y libro clásico. Si te gusta el origen de las leyendas debes leer lo que hizo esta autora con la figura de la condesa Bathory. Los crímenes de una mujer que sembró el terror entre quienes la conocieron.

Sinopsis: Novela basada en la historia real de Erzsébet Báthory, aristócrata húngara que en el s. XVI asesinó a más de 600 doncellas en los sótanos de su castillo, para bañarse en la sangre como elixir de juventud. Un personaje maldito que se ha convertido en mito.




jueves, 29 de octubre de 2020

Ellas, inolvidables vampiras (Top Five)

 


Cuando pensamos en vampiros es imposible no asociar su esencia con lo femenino; porque el erotismo dentro de la literatura vampírica se asocia indudablemente a la figura de la mujer. Quizás sea el simbolismo de Lilith quien impregna cada historia de una maldad provista de esa belleza seductora. Y es que por medio de su figura se le dio vida a la mayoría de las vampiras en la ficción.

 Aunque el vampiro puede presentarse como un ser feroz y reducirse a un asesino despiadado, en el caso de las mujeres siempre interviene el encanto y la sensualidad, que en ocasiones suele compartir con el vampiro masculino.  Para ellas la acción de seducir, acechar a la víctima con una planificada suavidad y hasta con una fingida timidez, son sus características más relevantes. El cine las mostró como la personificación del pecado inevitable, esa tentación a la que ni hombres ni mujeres pueden negarse. Es con las vampiras que se mantiene expectante al público. Creo que Drácula sin sus novias sería simplemente un viejo muy aburrido.  Las chicas solo quieren divertirse cuando salen de un sarcófago, acaparan todas las miradas y dado que  físicamente son muy llamativas es imposible resistirse a ellas. Dicho todo esto, les cuento que este TOP FIVE puede señalarse como bastante acotado y deja afuera a muchas vampiras, pero las elegí por gusto personal y porque me atrae el rol que cada una cumple en la historia donde aparecen.

 


Lucy Westerra

Drácula no sería lo mismo sin todo lo que le sucede a Lucy Westerra. Si no fuese por Lucy jamás habría aparecido Van Helsing. Ella se convierte en triunfo de este profesor obsesionado con los vampiros. Cuando medio mundo lo consideraba un loco es con Lucy que se confirma cada teoría sobre el nosferatu. La pobre Lucy además demuestra que el método de la estaca es eficiente para aniquilar a estas criaturas nocturnas. Fue interpretada por diversas actrices en cada adaptación hecha de la obra de Stoker. Rara vez se anuló su presencia y aunque se considera a Mina como una protagonista principal, sin Lucy Westerra no tendríamos idea del mal que representaba Drácula.

 

Drusilla

Imponente en una serie de por sí plagada de personajes. Que Drusilla logre sobresalir entre tanto vampiro masculino se debe al gran trabajo actoral de Julie Landau. En Buffy, la cazavampiros, Drusilla aparece como la novia perturbada de Spike, y de a poco demuestra que no es solo su compañera. Me habría gustado que se hiciera un spin off con ella, pero siendo un personaje secundario fue apartada gradualmente. Sin embargo, Drusilla sigue siendo la preferida de muchos fans de la serie.

Drusilla es inglesa, en vida era una especie de vidente que acudía a la iglesia cargando la culpa de sus visiones. Fue transformada en vampiro por Ángel y ella transformó a Spike. Tuvo  una locura temporal que Spike veía como un problema de salud, y fue la razón por la que ambos llegan a establecerse en SunnyHill. Su novio culpaba a Ángel por su inestabilidad, dado que Drusilla fue su amante. La infidelidad no es un problema para Drusilla, Spike llega a enterarse de que también fue amante de Darla, la vampira que inició al propio Ángel. No obstante cuando descubre que Spike se enamoró de la cazadora decide apartarse para siempre. Con un rostro perfecto para una vampira, la actriz que dio vida a Drusilla se ha ganado un puesto en esta lista.

 


Eve

La pelicula “Solo los amantes sobreviven” nos ofrece una mirada a la intimidad de una pareja de vampiros en la actualidad.  Eve es sabia, hermosa, y libre. Su pareja en cambio sufre una depresión constante. Interpretada por Tilda Swinton que es un maravilloso camaleón, Eve es realmente un ser fabuloso. El filme es una obra de arte y si nunca lo vieron, no esperen hallar estacas ni ajos. Cuenta una historia inteligente y que refuerza la seducción natural de los vampiros.

 

Claudia  

Del libro “Entrevista con el vampiro”, esta niña modifica muchas cosas en la relación de Lestat y Louis. Hubo un cambio muy acertado en la adaptación al cine, y fue la edad del personaje. En el libro ella tiene cinco años en el filme unos diez u once años, esto permitió apreciar mejor el aspecto tenebroso del carácter de Claudia. Quizás en la época victoriana una niña de cinco años podría ser un vampiro terrible, pero para los ojos contemporáneos ver a esa chica con rizos dorados matando a un juguetero fue más creíble. Su despecho al saber que nunca se convertiría en una mujer. Sus deseos de venganza, y sus intrigas aportaron una malicia a la trama que desequilibró esa especie de amistad que unía a los dos vampiros.

 Por caprichosa y por desafiar a Lestat, Claudia es una de las vampiras inolvidables.

 


Marie

Esta vampira quizás no resulta muy conocida actualmente. Es la protagonista de la pelicula Transilvania, mi amor(1987). Un vampiro viviendo a escondidas en una gran ciudad. A pesar de mantenerse solitaria termina involucrada amorosamente con un inspector de policía. Marie vive una vida nocturna abasteciéndose de sangre, pero una noche muerde a un mafioso y su mundo se complica. La película tiene una escena con desnudo de la actriz mostrando un cuerpo delgado y atlético, que reforzó el aspecto moderno del personaje. Su cabello corto también rompió el estereotipo de la vampira con pelo muy largo y pechos muy grandes que se venía viendo en los filmes de los 70. Carece también del ataúd y vive en loft. Una vida austera pero propia de una mujer independiente. Pero como sus antecesoras Marie mantiene una mezcla de asesina y de niña inocente todo el tiempo.La puse en la lista, a pesar de que la película no es de mis favoritas, porque ella modifica la imagen de la vampira victoriana. Se acercaba más a las vampiras que se verían a futuro en el cine.

 



miércoles, 28 de octubre de 2020

El pacto del gato y el diablo (relato)

 


Dos animales son asociados con las brujas: las lechuzas y los gatos. Ambos animalitos suelen ser objeto de supersticiones y retratados, gracias a numerosas obras de arte, como los compañeros más fieles de las hechiceras. Tengo cuatro gatos, son parte de la familia y al descubrir esta leyenda en un grupo me pareció lindo compartirla en el blog. Dónde hay un gato negro hay una bruja o será que dónde hay una bruja siempre hay gatos? Esta leyenda nos cuenta que nuestros amigos felinos no son aliados del demonio. Su presencia en el hogar nos garantiza sueños tranquilos.

 


EL PACTO DEL GATO Y EL DIABLO

Había una vez que vivía sola con su bebé y su gato, en una casita ubicada en medio del bosque. Un día, se vio obligada a salir. Estaba muy afligida porque no quería dejar solo a su bebé, pero tampoco podía llevar a su bebé al sitio donde iba. Así que miró a su mascota y le dijo:

—Gatito mío, por favor, te imploro que cuides a mi pequeño. No tardaré en regresar y mi hijo quedará a tu cuidado hasta que yo regrese.

Confiada en la buena voluntad del felino salió de su casa.Al rato de irse, se apareció en la puerta del hogar de la mujer, el diablo. Ni siquiera se molestó en golpear, ingresó a la vivienda con una sonrisa en su cara que expresaba sus malas intenciones. El diablo sabía bien que el niño se había quedado solo.

El gato, al verlo,saltó frente a la cuna del bebé sin intimidarse (porque es bien sabido que los gatos son los únicos animales que no le temen a este ser tan maligno) levantando la cabeza y erizando todos los pelos de su lomo, le preguntó.

—¿Qué es lo que quieres?

—¡Vengo a llevarme ese bebé—respondió desafiante.

—Pues no puedes, porque lo estoy cuidando yo—dijo el gato antes de lamerse una patita.

—Insolente animal,tú no puedes hacer nada para evitarlo.

—Muy bien—dijo el gato astutamente—. Te propongo algo: si adivinas cuál es el número exacto de los pelos que tengo en todo mi cuerpo, podrás llevarte al bebé.Pero si fallas, te irás y nunca más volverás a aparecer por aquí.Te daré tres oportunidades para adivinar. ¿Hay trato?

El diablo que nunca había podido resistirse a los desafíos, aceptó. Se inclinó un poco hacia el animal, pensando que sería fácil. Y estiró uno de sus dedos que terminaba en una horrible uña negra, con mucha paciencia comenzó a contarle los pelos al gato.

—Uno...dos...tres...

Entonces un pájaro cantó en la ventana, distrayéndole y haciendo que perdiera la cuenta.

—Llevas una oportunidad—dijo el minino.

Enojado, el diablo empezó a contar de nuevo.

—Cien...doscientos...trescientos...

En ese momento, una ráfaga de viento entró por la ventana y agitó el pelaje del gato haciendo que el maligno perdiese la cuenta una vez más.

—Ya llevas dos oportunidades—le recordó el gato.

Nervioso, el diablo se puso a contar de nuevo prometiéndose que ya nada lo iba a distraer.

—Un millón...dos millones...tres millones...

De pronto el gato movió suavemente la cola rozándole la nariz al diablo. Y el diablo estornudó fuertemente haciendo que se le soltaran varios pelos al gato.

—Perdiste tu última oportunidad. Ahora vete de esta casa y no vuelvas jamás.

El diablo se sintió tan furioso por haber perdido, que allí mismo armó un berrinche de proporciones épicas. Pero no pudo llevarse al bebé, porque un trato con el diablo siempre se cumple por ambas partes. Eso sí, se marchó de vuelta al infierno jurándole al gato que algún día adivinaría cuántos pelos tenía y cuando eso ocurriese, su venganza sería terrible.

Cuando la mujer regresó a su hogar, sin saber nada de lo sucedido, basó y abrazó a su pequeño y le agradeció con unas caricias detrás de las orejas al minino, por ser tan buen niñero.

Pero el juramento del diablo sigue vigente. Es por eso que los gatos hasta hoy en día, sueltan pelo todo el tiempo. Porque de esa manera, el diablo nunca podrá cumplir su venganza al no saber cuántos pelos tienen en realidad.

 

 

FIN

 

Autor desconocido (publicado en redes sociales)

 

martes, 27 de octubre de 2020

Para destruir a la enemiga (poema)

 


Para destruir a la enemiga

De Olga Orozco

 

 Mira a la que avanza desde el fondo del agua borrando el día con sus manos,

 vaciando en piedra gris lo que tú destinabas a memoria de fuego,

 cubriendo de cenizas las más bella estampas prometidas por las dos caras de los sueños.

 Lleva sobre su rostro la señal:

 ese color de invierno deslumbrante que nace donde mueres,

 esas sombras como de grandes alas que barren desde siempre todos los juramentos del amor.

 Cada noche, a lo lejos, 

en esa lejanía donde el amante duerme

 con los ojos abiertos a otro mundo adonde nunca llegas,

 ella cambia tu nombre por el ruido más triste de la arena;

 tu voz, por un sollozo sepultado en el fondo de la canción que nadie ya recuerda;

 tu amor, por una estéril ceremonia donde se inmola el crimen y el perdón.

 

Cada noche, en el deshabitado lugar adonde vuelves,

 ella pone a secar la cifra de tu edad al bajar la marea,

 o cose con el hilo de tus días la noche del adiós,

 o prepara con el sabor del tiempo más hermoso 

ese turbio brebaje que paladeas en la soledad,

 ese ardiente veneno que otros llaman nostalgia 

y que tan lentamente transforma el corazón en un puñado de semillas amargas.

 No la dejes pasar.

 Apaga su camino con la hoguera del árbol partido por el rayo.

 Arroja su reflejo donde corran las aguas para que nunca vuelva.

 Sepulta la medida de su sombra debajo de tu casa 

para que por su boca la tierra la reclame.

 Nómbrala con el nombre de lo deshabitado.

 Nómbrala con el frío y el ardor,

 con la cera fundida como una nieve sucia donde cae la forma de su vida,

 con las tijeras y el puñal,

 con el rastro de la alimaña herida sobre la piedra negra,

 con el humo del ascua,

 con la fosa del imposible amor abierta al rojo vivo en su costado,

 con la palabra de poder

 nómbrala y mátala.

 

Y no olvides sepultar la moneda.

 Hacia arriba la noche bajo el pesado párpado del invierno más largo.

 Hacia abajo la efigie y la inscripción:

 “Reina de las espadas,

 Dama de las desdichas,

 Señora de las lágrimas:

 en el sitio en que estés con dos ojos te miro,

 con tres nudos te ato,

 la sangre te bebo

 y el corazón te parto”.

 

Si miras otra vez en el fondo del vaso,

 sólo verás ahora una descolorida cicatriz cuyos bordes se cierran donde se unen las aguas,

 pero pueden abrirse en otra herida, adonde nadie sabe.

 Porque ella te fue anunciada en el séptimo día,

 —en el día primero de tu culpa—,

 y asumiste su nombre con el tuyo,

 con los nombres vacíos, con el amor y con el número,

 con el mismo collar de sal amarga que anuda la condena a tu garganta.



Con este poema tan brujeril te invito a que sigas en la semana de Halloween.