Velika
Capitulo 1
Una madre
( cuarta parte)
Sobre una mesa estaban dos
botellas, de un tamaño aproximado a un cuarto litro; las dos aparentemente
habían sido llenadas con sangre. Una mostraba un color muy oscuro y la otra de
un rojo más brillante. Llamamos a Velika
pero mi hija, al ver que Frederich colocaba en sendos vasos un poco del
contenido de cada botella, se mantuvo en el umbral de la puerta, dudando sobre
si entrar o no. Finalmente convencida por su padre se acercó con desconfianza. Apretó
con fuerzas la muñeca que siempre llevaba, contra su pecho sin quitar la vista
de los vasos, después levantó la cabeza y mantuvo su mirada en el doctor S.
Nikolai intentó tranquilizarla acariciando
suavemente su cabello y le dijo que tenía permiso de beber. Yo, mientras tanto,
intentaba reprimir la idea de levantar a
mi hija en brazos, y salir corriendo de esa casa.
Velika bebió primero del vaso
derecho, el que contenía la sangre oscura y luego del izquierdo con la sangre
de un rojo brillante. El doctor S. no pudo disimular una mirada de asombro al
ver que Velika bebía en forma refinada y depositaba, al terminar, con cuidado
cada uno de los vasos sobre la mesa.
-Velika, podrías decirme ¿qué
había en cada uno de los vasos?-le dijo.
Ella permaneció un momento con la
mirada hacia el piso, siguió abrazando fuertemente a su muñeca. De pronto con
un dedo señaló el vaso de la izquierda y exclamó:
- En ese vaso había sangre de
conejo y en el otro, estaba un poco de su sangre.
- ¿Estás segura?
Respondió afirmativamente
moviendo la cabeza. Mi marido permanecía en silencio, y a mí me preocupaba
saber cuales eran las reales intenciones de su colega. Como si sus padres no
estuviesen presentes continuó conversando con la niña.
- Tú sabes que los niños no beben
sangre.
-¿Usted conoce a todos los niños
del mundo?
-Por supuesto que no...
- Entonces, por qué asegura que
los niños no beben sangre
- Bueno un niño prefiere comer
pastel o dulces- mientras hablaba sacó de su bolsillo y abrió enseguida, una
pequeña bolsa con golosinas de colores- ¿no te gustaría probar un dulce?
El doctor Frederich S. acompañó
su sugerencia metiéndose un dulce en su boca. Y masticando feliz acercó a las
manitos de Velika, la bolsa con dulces.
- Debería evitar los dulces, no
son buenos para su salud- le espetó mi hija.
Nikolai se puso a reír con ganas,
en un intento de romper la tensión que nos rodeaba. El doctor también comenzó a
reír y aplaudiendo satisfecho declaró que Velika, era toda una dama muy honesta
y perspicaz.
Cuando nos marchamos de la casa
de Frederich S. la idea de que podíamos cambiar las costumbres de Velika se instaló
en mi cabeza. El colega de mi esposo, ése mismo día, nos había comentado un diagnóstico prometedor sobre nuestra hija: nos
había dicho que, tratándose de una niña pequeña, reaccionaba a lo que conocía y
sin darnos cuenta la estábamos sobreprotegiendo, por eso no sentía la
curiosidad de probar cosas nuevas como todos los infantes. Velika vivía tranquila y segura dentro su mundo, alejada
de los desafíos que implican crecer. Todo a su alrededor se basaba en el temor
a que sufriera algún daño.
Nos recomendó que su salud,
todavía un poco delicada, no debía mantenerla aislada. Ella necesitaba superar
su condición y vivir una infancia feliz, lo antes posible, tenía que
desprenderse de la fijación con la sangre. Según el doctor S. que Velika se
alimentara con sangre estaba vinculado a un conflicto emocional, producido por
las circunstancias de su nacimiento. Si la ayudábamos, a romper totalmente con el
trauma materno, su subconsciente la liberaría; incluso hasta podría llegar a
curarse su anemia crónica.
Entonces pensé que debíamos
intentarlo ¿Y por qué no empezar por el sol?
Nunca la habíamos sacado a jugar durante el
día. Ya no era una bebita, había crecido. Este sería el primero de muchos
cambios, si ella soportaba los rayos del sol podría jugar con otros niños. De
tanta belleza se perdía por permanecer encerrada.
El reloj marcaba las siete de la
mañana, y tenuemente, comenzaba a iluminarse el cielo. Como sucedía día tras
día al amanecer, Velika, se disponía a dormir. Me acerqué, y con dulzura le
dije:
-Hijita, es tiempo que sepas como luce esta hermosa ciudad bajo el sol.
La sujeté con fuerzas, pero sin
lastimarla, tratando de atraerla a la ventana. Los rayos de luz podían
distinguirse asomando, bajo las cortinas que cubrían la ventana. Enseguida sentí
la resistencia de mi hija. Comenzó a gritar y patalear. Se sacudía enajenada
tratando de zafarse de mi mano. Nunca había hecho un berrinche pero esto,
superaba a cualquier escena de criatura malcriada. Velika, gritaba aterrorizada,
viendo que mi intención era correr la gruesa cortina, y dejar pasar la luz del
sol. Le imploré que se calmara pero seguía histérica; como un animal que sabe
del peligro que le acecha. Me sorprendió la fuerza que poseía. Me era imposible
levantarla del piso, tiraba de mi mano buscando soltarse y regresar, a la
seguridad de su cama. Yo intentaba que se incorpore y acercarla a la luz.
La potente voz de Nikolai
interrumpió la lucha entre ambas. Se acercó furioso, me apretó el brazo y me
dijo con rabia al oído- ¡Estás loca mujer!- y levantando a Velika del suelo
agregó:
- ¡Deja en paz a la niña!
Crucé los brazos sobre mi pecho,
avergonzada y abatida. Comencé a llorar sentada en un rincón. Más tarde en una
breve plática mi marido se explayó con calma tratando de consolarme.
- Helena,
mi amor, no te dejes convencer por las palabras de Frederich. Es muy bueno en
su campo pero él, no ha visto ni conoce, las cosas que yo he visto. Y hay
detalles que no pude informarle porque no entendería.
- Yo tampoco entiendo... ¿por qué
no podemos intentar curarla?
- ¿Curarla? Helena...debes
aprender a vivir con lo que es Velika, y acostumbrarte a lo que pueda llegar a
ser.
Con el tiempo comprendería que
ser su madre no me daba derecho a cambiar su esencia, y que en realidad, yo
debía cambiar por el bien de mi hija.
La noche anterior a nuestra partida, Frederich
S. nos invitó a cenar un pequeño restaurante y probar un sabroso Tafelspitzque,
según nos aseguró, era la mejor forma de despedirse de Viena.
Como sucede con los hombres, su
tema de conversación, enseguida cayó directamente sobre el ambiente político.
El horizonte se presentaba cada vez más turbulento para Europa.
-La ciudad todavía está de luto
por la muerte de la Emperatriz....aunque si debo ser sincero, hay varios que se
alegran... y están aprovechando la desaparición de la figura que realmente
mantenía unido al imperio.
Comentó preocupado el doctor S.,
mi esposo, lo puso al tanto del clima que se vivía en nuestro país. Los eventos
de Austria estaban afectando a toda la región, y sobretodo al sistema de
gobierno. Los opositores a la monarquía eran cada vez más fuertes; también en
Rusia había un constante nerviosismo entre la población, el Zar, intentaba
aplastar cualquier mínimo intento de deshonra a su autoridad. Mientras los
hombres conversaban, las dos permanecíamos en silencio. Yo acariciaba la
mejilla de Velika, que pulcramente sentada como una princesita observaba de
reojo al resto de los comensales.
La entrada fue una aromática
sopa, y Frederich S. situado la izquierda de la niña, extendió su cuchara para
convidarle un sorbo a nuestra hija. Velika le sonrió y se excusó en perfecto
alemán pero, con un marcado acento austriaco. El doctor aceptó el rechazo con
una sonrisa, y luego de sorber una par de cucharadas, proclamó que estaba deliciosa.
- ¡Sabe exquisita! ¿Por qué no
quieres probar un poco de sopa, Velika?
-No me gusta la sopa.
- Por cortesía, mi pequeña
damita, deberías probarla y hasta quizás te agrade su sabor, ¿qué pasaría si sólo
bebes un traguito?
- Explotarían mis tripas-
contestó con expresiva solemnidad.
Frederich S. se atragantó
desconcertado y escupió parte del líquido que tenía en la boca, reaccionando a
la frase de Velika, como si fuera el mejor chiste que hubiese escuchado en su
vida. Tosió y enrojeció en un esfuerzo por contener el resto de caldo que le
quedaba en la boca.
Mi esposo y yo nos miramos
aliviados de que respondiese con la inocencia, de cualquier niño de su edad. El
salón comedor del restaurante estaba rodeado por una zona de jardines y Velika
aburrida de escuchar más plática sobre política, al llegar el turno del postre,
pidió permiso para jugar afuera. Se lo concedimos porque podíamos vigilarla a
través del ventanal. Se puso con entusiasmo el abrigo y una vez libre de los
adultos, se entretuvo saltando y contando estrellas. Nuestra cena finalizó con
la promesa de una futura visita de Frederich. Subimos al carruaje, y en mitad
del recorrido de regreso al hotel, observé que Velika movía nerviosamente su
manito dentro del bolsillo de su abrigo. Nikolai también lo notó, y le pidió
que le diese lo que tenia oculto en el bolsillo. Ella murmuró algo al oído de
su padre, y él la ayudó a quitarse el abrigo, y lo dobló conservándolo en sus
brazos. Velika me miró fijamente segura de que Nikolai no me contaría nada. Una
vez más, padre e hija, me mantenían fuera de un incidente.
Sin embargo, en la mañana, entre las cenizas de la estufa, me pareció ver la cola de una rata.
Sin embargo, en la mañana, entre las cenizas de la estufa, me pareció ver la cola de una rata.
Continuará...
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Velika Autor. Adriana Cloudy © Todos los derechos reservados Argentina 2015
6 comentarios:
Me gusta la historia, me gusta como has puesto todo del lado de la madre que está espectante como los lectores de lo que sucede, porque aquí, el padre y la nena saben lo que ella es... Saludos! :)
Hola! Este comentario es para avisarte que te nomine para el premio Liebster Awards, en este link: http://resenasresenasresenasjuveniles.blogspot.com.ar/2015/07/nominacion-al-premio-liebster-awards.html podes encontrar el post y como seguir. Besoss!!
Ailen.
Gracias por la visita chicas, Irisse agradezco especialmente que hayas leido todo lo publicado de Velika y me hayas dejado un comentario en cada post, lo aprecio mucho y me ayuda a seguir escribiendo. Comenté en tu blog pero no sé si se publicó.
Ailen en la semana me fijo, gracias por la nominación.
Sigue interesante la historia querida amiga!! vamos x mas!! Felicitaciones
Me encanta tu historia, he ido leyendo de a poquito pero hasta el momento me encanta.
Si quieres puedes pasarte a mi blog y leer lo que yo escribo
http://selenebathory.blogspot.cl/
Muchas gracias por comentar, Liliana Y Selene me alegra mucho que les guste
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