Puppy
Decidió retirar los almohadones y
la frazadita del rincón donde dormía habitualmente. Había transcurrido un mes y
todavía lo entristecía la ausencia de su mascota. La promesa de un reemplazo de
parte de su padre se enfrentaba a las objeciones de su madre que lo consideraba
demasiado chico para asumir el compromiso que se requería, y obviamente él rogaba por otra
oportunidad. Cuando les contó a sus compañeros que se había perdido, todos, le
dijeron que nunca lo encontrarían con vida. Junto con sus padres lo buscó
varias noches y finalmente lo hallaron. Pobrecito.
Sus compañeros tenían razón: no
podía sobrevivir en las calles y era culpa suya por confiado; por creer que
mantenerlo encerrado era un acto muy cruel, cuando en realidad, le evitaba un
fatal destino.
Ahora estaba dispuesto a cuidar a
su nueva mascota con mayor dedicación, sin dejarse llevar por el entusiasmo de
tener un compañero de juegos. Pondría atención a cada una de sus necesidades y
también iba a educarlo para que obedezca cada una de sus órdenes.
Su madre, por fin, regresó de la
tienda. Él bajó casi sin aire por las escaleras.
-¿Lo trajiste mamá?
La madre hizo una mueca, seguía
pensando que era demasiado niño para aceptar responsabilidades y sabia que ella
terminaría juntando juguetes y limpiando lo que ensuciara.
- Es otro macho como me pediste y
debes asegurarte de que no salga solo de la casa.
- Te juro mamá que si tengo que
ir alguna parte lo dejaré encerrado y cuando lo lleve conmigo siempre usará su
collar- le prometió.
- Está en el coche, parece
bastante más tranquilo que el otro.
- ¿Y es bonito? ¿De qué color
tiene los ojos?
- Es bonito, era el más bonito de
todos los que había en la tienda.
-¡Quiero verlo!
Salió rápidamente en busca del
nuevo integrante de la familia y lo hizo entrar a la casa tirando suavemente de
la correa.
Su madre suspiró resignada, bien
valía el trastorno de vivir con una mascota a cambio de verlo tan alegre, como toda madre
deseaba que su hijo fuese feliz y esperaba que no se repitiera el infortunio de
tener que buscar por las calles y preguntar a los vecinos en medio de la noche.
- Esta vez también te traje algo
que debes leer con atención. El vendedor me explicó que es mejor vigilarlos
hasta que se adapten a su nuevo hogar.
Le entregó una guía especializada
en razas. Los ojos del chico se llenaron de agradecimiento y abrió la primera
página, comenzó a leer en voz alta:
“Manual de instrucciones y
sugerencias para el cuidado y crianza
de un ser humano.”
FIN
AUTOR: Adriana Cloudy © MenteImperfecta
Argentina 2015 Todos los derechos reservados
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