miércoles, 23 de enero de 2019

Diario de la guerra del cerdo (Reseña)


Diario de la guerra del cerdo

de Adolfo Bioy Casares



 “—Peor es el caso del abuelo— dijo Arévalo.

— ¿De Rey?—preguntó Dante.
 —¿Ustedes no leen los diarios?—preguntó Arévalo—.Era un peso para la familia y fue eliminado por dos nietas de seis y ocho años.”




Diario de la guerra del cerdo sigue la vida de un anciano: Isidoro Vidal y de sus amistades, otros que como él alcanzaron la tercera edad. Juntos ven sus vidas convertidas en una rutina plagada de ceremonias que a nadie le importan y rodeados de una juventud egoísta que considera a los viejos seres irritantes. Ellos ven a su propia vejez como un calvario y a la vez, como la causa de la violencia que manifiestan los más jóvenes en las calles: Porque en esta sociedad argentina, creada en la imaginación del brillante escritor, matar anciano es moneda corriente.
Qué pena que muchas situaciones que plantea el autor se hayan vuelto reales; incluso creo que el gran Bioy Casares no pudo imaginarse las atrocidades que suelen aparecer en los periódicos de su país, donde las víctimas son mujeres, niños y por supuesto a los abuelos. Victimas que no pueden defenderse, porque la nueva generación de ladrones además de agresores son unos cobardes de mierda que abusan de las ventajas de su etapa biológica, una etapa bastante breve por cierto. Y esto también va para los que señalan a los ancianos como un gasto social y consideran que pasar por la vejez  debe ser un anticipo al final de la vida, según la mentalidad de esas personas los viejos no aportan nada al país. Vamos gente, que si cuando cumples los cuarenta ya no consigues trabajo y dejaste de tener buena presencia para las plazas laborales.
 Pero quienes critiquen esa etapa de la vida serán los primeros en llorar cuando se queden ciegos, tengan artrosis o los intestinos no puedan esperar a un inodoro.
Perdón pero entre las novelas que debo leer este año y cada vez que miro un informativo de noticias no puedo menos que sentirme bastante enojada con la realidad que nos absorbe. 



Sobre la obra, es de lectura ágil y tiene un lunfardo sútil y entendible que disfruté mucho. Por suerte mi padre lo utilizaba porque esas palabras eran propias de su juventud y me agrada escuchar cuando mi hija usa expresiones del lunfardo en sus oraciones. Este libro además es un paseo por una ciudad como Buenos Aires, que en lo personal me encanta por todo lo que tiene para ofrecer culturalmente, aunque yo no la elegiría para vivir,se retratan los bares, las calles, las pensiones de inmigrantes, cositas que  plagan de la historia de un perfume a tango y fútbol.  Sin embargo, es una ficción tan fresca como cualquier novela de esas que andan de moda,  la historia totalmente vigente mantiene interesado al lector. Por eso la recomiendo,  además leer a Bioy Casares es leer a uno de esos autores  imprescindibles.

Acerca del autor:
Adolfo Bioy Casares (Buenos Aires; 15 de septiembre de 1914-Ib.; 8 de marzo de 1999) fue un escritor argentino que frecuentó las literaturas fantástica, policial y de ciencia ficción. Es considerado uno de los escritores más importantes de su país y de la literatura en español, habiendo recibido la mención de Caballero de la Legión de Honor en 1981, el Premio Internacional Alfonso Reyes, el Premio Miguel de Cervantes (ambos en 1990) y el Konex de Brillante en 1994. Colaboró literariamente en varias ocasiones con Jorge Luis Borges bajo distintos pseudónimos. Fue esposo de la escritora Silvina Ocampo. Entre sus obras se destaca : La invención de Morel, Plan de evasión, Dormir al sol,  De un mundo a otro.





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