Pocas veces se tiene la suerte de hallar un libro que fue publicado en 1929, si esto te ocurre seguramente será gracias a las bibliotecas, una reedición de la década del 40 llegó a mí en formato electrónico cuyo scaneo me permitió apreciar tanto lo antiguo del libro como los detalles de los dibujos. Por la pandemia, el gobierno argentino dispuso para todo público una página con una serie de títulos en formato digital para leer de modo gratuito. En este caso este libro, de la escritora española Elena Fortún, se guarda en la Biblioteca Nacional de Maestros, y fue seleccionado para ser compartido junto a otros de literatura infantil y juvenil en antigua.
Sinopsis:
Celia vive en Madrid. Es muy buena pero muy traviesa y hace muchas trastadas aunque con buena intención.
Por ejemplo, un día que le cortaron el pelo porque llegaba el verano, ella, para que no pasara calor le cortó el pelo a Pirracas, su sufrida gata.
Su madre y su padre son buenos, pero tienen poco tiempo para estar con su hija, así que la dejaron con Miss Nelly, una institutriz inglesa.
Cuando Miss Nelly se tiene que ir, llaman a doña Benita, una anciana, que le contará historias fantásticas y se llevarán a las mil maravillas porque las dos tienen los mismos pensamientos. Pero las travesuras de Celia no harán más que empezar...
“Celia, lo que dice” es el primero en la serie de libros infantiles escritos por la famosa autora Elena Fortun. El libro es una colección de historias cortas publicadas originalmente en revistas en 1928. Investigando un poco, descubrí que la obra pertenece a una saga y que además, tuvo una serie en España realizada para televisión. Sin embargo, lo más interesante es que la autora vivió en nuestro país y fue una gran amiga de Jorge Luis Borges. La saga denominada EL MUNDO DE CELIA consta de 21 títulos donde vamos conociendo a Celia, y como se relaciona con su familia y su entorno, incluidas las mascotas, los vecinos y sus compañeras de colegio. Leído el primero me puse a buscar la continuación, por eso en la reseña serán mencionados también: Celia en el colegio, y Celia novelista.
Si eres de los que aman aquellas historias de niños o niñas que viven aventuras y suelen ser ellos mismos los que cuentan los sucesos, este libro les va a encantar.
Celia lo que dice, es cercana a libros muy
conocidos como: Heidi, Tom Sawyer, Oliver Twist, El pequeño Lord, La princesita, etc.
Con un humor picarezco y rebelde que se
disfruta desde el primer renglón. Te recordará a los personajes de series
animadas como La pequeña Lulú o Daniel, el travieso. Donde el infante trata de
ajustarse a un mundo de adultos, sin perder su propia identidad. Con Celia
tienes a un personaje adorable, muy critico y honesto que leal a sus fantasías
genera travesuras por el simple hecho de que le resulta divertido; como dice
ella: ser mala niña no es tan aburrido como ser una niña buena. La propia Celia
narra sus observaciones dentro de la
vida familiar. Una familia de clase alta viviendo en un lujoso departamento de Madrid durante los años 30. Es importante
destacar el ambiente en que crece Celia para entender que la autora ha tenido
muy poco que inventar para las reacciones de Celia en la historia. La obra
carece de situaciones forzadas ni sostiene la trama en rebuscados conflictos;
es simple, colorida y entretenida. Retrata el pensamiento social y el lugar que
tenían los niños durante esos años. El mundo de Celia está compuesto por sus
padres y un hermanito pequeño, por la mucama y la cocinera. Por una anciana :
doña Benita que sustituye a la institutriz y toma el rol de Nana de la niña.
Como toda niña con padres adinerados y demasiados ocupados, su educación y
cuidados es derivada a terceros. Así veremos a Celia llevada a un colegio
pupilo en el segundo libro.
El segundo libro lo leí
apenas finalicé el primero (creo que se puede conseguir la mayoría en pdf) se llama CELIA EN EL COLEGIO, donde cuenta sus días en
una escuela de niñas dirigida por monjas. Ya vive lejos de Madrid en un sitio
muy bonito con grandes jardines que pertenece a la congregación: El colegio
Sagrado Corazón. Los colegios pupilos eran la solución para los huérfanos y
para los hijos de familias de clase alta, en condiciones muy distintas, hasta
la adolescencia permanecían bajo la tutela de estos lugares. La reclusión era
parte de una buena formación y, a criterio de los adultos se mejoraba su
educación. Quién diría que terminaríamos con clases virtuales en el hogar, sin
embargo, llevó mucho tiempo para que fuese un derecho asistir al colegio,
aunque todavía se vea la escolaridad como una obligación, poder ir a la escuela
era una suerte para pocos.
En el colegio Celia sigue siendo tan imaginativa como en su hogar, y esto que puede considerarse un defecto a ojos de los mayores, es lo que le permite a la niña tener más aventuras y conocer nuevos amigos. Cada cuento de hadas se transforma en real para Celia y dada sus ganas de crear historias, su padre, le regala un cuaderno para que escriba sus propios cuentos.
El tercer libro se llama:
En total la saga se extiende en 21 libros, Celia a diferencia de otras sagas tan largas, crece y se radica en América y se convierte en educadora. Los libros nos cuentan los cambios en España y en la vida de Celia. Otros títulos son: Celia en la revolución, Celia institutriz en América, Los cuentos que Celia cuenta a las niñas.
Una producción que cuida la obra literaria, donde se destacan los escenarios, los actores y la adaptación para el argumento. La serie abarca hasta el inicio del tercer libro. Y menciono la adaptación porque se dejó de lado algunas situaciones que actualmente no serían consideradas graciosas.
No obstante, la
serie te ofrece situaciones que coinciden con las descritas por
la autora.
Me enamoré del estilo de
la obra, que desconocía previamente, por su gracia y porque evoca cierta nostalgia
personal; describe una niñez bastante cercana
a la sociedad donde crecieron mis padres. Mi padre nació en 1929 y mi
madre en 1942. Mi papá creció haciendo travesuras y siendo castigado por las
mismas, pero siendo grande las recordaba con alegría y se continuaba riendo de
lo que había hecho a los siete o nueve años. Los adultos tenían siempre la
última palabra y el respeto en el hogar y la escuela era indiscutible. Mi mamá,
en cambio, creció bajo la tutela de una tía materna fue tratada como un persona
que debe ser útil para compensar el hecho de tener un hogar y un plato de
comida. Se le negó terminar la escuela primaria, y a pesar de eso, era una gran
lectora.
Imaginen una sociedad
donde nunca se confundían los roles, ser niño era ser niño y el adulto no le
permitía intervenir en las decisiones familiares. Aunque cuando comparamos
algunos aspectos de la crianza, personalmente, le veo ciertas cosas positivas: La
infancia, si bien no estaba protegida desde muchos aspectos legales, en la
mayoría de las familias se mantenía a
los chiquilines sin contaminar con los problemas de los grandes. Con varios
libros leídos me queda claro como la ingenuidad e inocencia de los niños y
niñas, antes de las guerras de Europa, se refleja en este tipo de obras.
Pueden leer mientras esté alojado en la biblioteca digital de BNM.
Aquí dejo el link para descargarlo:
María de la Encarnación Gertrudis Jacoba Aragoneses y de Urquijo, conocida por su seudónimo literario Elena Fortún (Madrid, 17 de noviembre de 1886-Madrid, 8 de mayo de 1952) fue una escritora española dedicada a la literatura infantil y juvenil.
1 comentario:
Muy buena entrada :D
Saludos desde Plegarias en la Noche.
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